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miércoles, 23 de abril de 2014

Crítica: LA NIÑA SE MATÓ, Y PUNTO

Notable comedia del absurdo

Una gratísima sorpresa es la que nos depara la nueva temporada del grupo El sótano en el Teatro Mocha Graña de Barranco.  La niña se mató, y punto, destacada comedia del absurdo escrita en el 2002 por la dramaturga uruguaya Teresa Acosta, ha recibido una feliz adaptación por parte de Paco Caparó, un profesor-director que es capaz de conseguir arriesgadas e interesantísimas muestras con sus alumnos en el Club de Teatro de Lima. Ese riesgo que supo imprimir, justamente, en los montajes del colectivo Teatro del Riesgo, como lo fueron Carne de mujeres (2013), de su autoría; y Tú no entiendes nada (2011), de Juan José Oviedo. En La niña se mató, y punto, asistimos como espectadores al entierro de una jovencita, rodeada de sus familiares y amigos más cercanos, quienes con gran desparpajo rompen la cuarta pared para acusarse mutuamente, mientras el alma de la niña deambula por el espacio, y su presencia es notada únicamente por un par de estrafalarios payasos sepultureros.

El suicidio de la joven, que encontró la muerte bajo el agua, es el punto de partida para una oportuna reflexión sobre nuestra confundida juventud. Si bien fue escrita hace más de 10 años, la pieza mantiene una inquietante actualidad. La equivocada y torcida sociedad en la que vivimos, se encarga de juzgar a los demás y a buscar a los culpables, pero a la vez tiende a cubrirse y a apañarse al aparecer los problemas. La niña se mató, y punto escarba dentro de nuestros propios prejuicios, contando con la ayuda de un puñado de personajes muy bien bosquejados, que representan, cada uno a su escandalosa manera, los estereotipos que no nos permiten progresar y que mellan cualquier intento de desarrollo. En medio de los alegatos de los involucrados en el deceso, los espectadores reciben lo impensable: una divertidísima comedia acerca de un hecho tan lamentable como lo es la muerte de una joven, pero con un mensaje directo que consigue la oportuna reflexión del público.

El elenco en pleno, salido de las canteras del Club de Teatro de Lima, resulta sumamente convincente en su abrumadora naturalidad. Excelente y preciso el trabajo de Jhosep Palomino y Hendrick La Torre, como los payasos que conducen la acción; acaso las secuencias más destacables sean sus acompañamientos en segundo plano a las apariciones de la niña, que dicho sea de paso se llamaba Ofelia, bien interpretada por Jannina Vargas. Completan los actores Juan Carlos Ñiquen y Sandra Barbosa, como los padres de la niña, inútilmente enfrentados por sus necios comportamientos; mientras que José Gómez Ferguson tiene el rol más difícil, como el mediador del entuerto. Las intervenciones de la vecina Marleny Herrera, el cura Roberto Huamán y el afeminado tío Maykol Asencios, resultan hilarantes. La psicóloga Malena Cortegana y la mejor amiga Sofía Espantoso aportan dignidad a sus roles. La aparición del inesperado personaje de Sandra Makishi cierra con broche de oro una de las mejores comedias absurdas en lo que va del año. La niña se mató, y punto, adaptada y dirigida por Paco Caparó, es a todas luces, una pequeña y discreta joyita del teatro independiente que debe verse.

Sergio Velarde
23 de abril de 2014

2 comentarios:

  1. Gracias por sus comentarios y asistan a ver la obra, ya en su última semana

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  2. Sin lug ar A duda. una de la mejores comedia del absurdo de este año. Que se lleva todos los aplausos. Bien escritapor. Teresa Acosta. Buena adaptacion de Paco caparó. Buena actucion de todo el elenco. Y buen espectaculo totalmente recomendable.

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