Páginas

lunes, 12 de noviembre de 2012

Crítica: LOS CUATRO PUNTOS CARDINALES

Dramaturgia alemana en su mejor momento

El talentoso Jorge Villanueva es el encargado de dirigir actualmente tres montajes en paralelo, hecho que además de ser curioso e inusual para nuestro medio teatral, resulta todo un reto para este joven director el conseguir la misma calidad artística lograda con El Dragón de Oro, montaje nombrado por El Oficio Crítico como el mejor del 2011. Justamente, el autor de la obra en cuestión, Roland Schimmelpfennig, es el encargado de escribir el inteligente drama Los cuatro puntos cardinales, llevado a escena por los alumnos de octavo ciclo de la Escuela de Teatro del TUC en el Centro Cultural El Olivar.

Así como en la ya mencionada El Dragón de oro, el notable escritor alemán Schimmelpfennig nos presenta escenas aparentemente aisladas, sin rumbo fijo, de cuatro personajes que se entrecruzarán al final del drama: el Hombre del Norte, que pierde la carga de su camión, consistente en globos moldeables de colores; el Hombre del Sur, que encuentra dicha carga y decide venderla disfrazándose de un insólito payaso con dos lenguas; la Camarera del Oeste, con rizos en forma de serpientes, como Medusa; y madame Oiseau, la Adivina del Este, que predice la tragedia al encontrarse estos personajes. Los textos se repiten una y otra vez, añadiendo cada vez muchos detalles sugerentes, que vuelven rica y compleja la puesta en escena.

Con un impecable trabajo de todo el elenco y una cuidada producción, precisa en cada detalle, Los cuatro puntos cardinales es un excelente montaje por sus cuatro costados; puede confundir en un inicio, pero no tarda en atrapar al espectador con sus impactantes imágenes (como la progresiva transformación del payaso de Carlos Casella) y sus diálogos y monólogos, llenos de poesía y misterio, recitados por el limpio y parejo coro de actrices. Confiamos que las otras dos obras con Villanueva como director y con textos de dramaturgos alemanes (El Feo y Parásitos de Marius von Mayenburg, en la ENSAD; y El Último Fuego de Dea Loher, en el Goethe), tengan la misma excelencia antes mencionada, consolidando el gran momento que atraviesa nuestro teatro independiente limeño, con una gran calidad en varios de sus montajes, y que dificultan la tarea de este servidor para elegir a lo mejor del 2012, en la Premiación que ya se avecina en el mes de diciembre.

Sergio Velarde
12 de noviembre de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario