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domingo, 18 de noviembre de 2012

Crítica: ZAPATOS DE CALLE

Singular texto en eficiente espectáculo

Escrita por Celeste Viale en 1999, la pieza Zapatos de calle se viene representando en el Teatro Racional de Barranco, con la producción de Cuando la luna se caiga, grupo que nos trajo el año pasado la entretenida Historias para ser contadas. Nuevamente con la dirección de Jorge Medina Moretti, la agrupación apuesta por llevar a escena autores peruanos, decisión de por sí loable, y que contribuye a demostrar que la dramaturgia peruana sí existe, especialmente este año, con un considerable número de excelentes espectáculos teatrales de autoría nacional. Zapatos de calle no es la excepción, presentándonos con bastante corrección la historia de un abogado deprimido llamado Amador, más interesado en imaginar las historias de los dueños de los zapatos impares que encuentra en la calle para luego coleccionarlos en su habitación alquilada, que en resolver sus casos asignados.

El íntimo espacio que ofrece el Racional es bien utilizado por el director, que con un sencillo diseño escenográfico, nos muestra la parametrada personalidad de Amador, representada en su modesto y ordenado cuarto. Al colocarse Amador los zapatos que ha recogido en la calle, comienza este escape de la realidad, personificando a sus dueños. Mientras, en la pared posterior de la habitación, se descubre un escondido agujero por donde alguien observa a Amador. Más tarde, aparece una misteriosa mujer de vestido rojo, que trastoca la rutinaria vida del abogado, seduciéndolo primero y después motivándolo a abandonar su espacio y a la entrometida casera. Todos estos elementos aparecen en el escenario y acaso falten definir más, ya sea ajustando la dirección de actores o acaso la dramaturgia, para entender a plenitud el mensaje de la autora.

El difícil personaje de Amador, que debe interpretar las escenas oníricas a los diferentes dueños de los zapatos que él mismo encontró, debía ser representado por un actor capaz de mantener la credibilidad durante sus largos monólogos y sostener la inusual acción dramática sin caer en la sobreactuación; en ese sentido, la elección de Sergio García-Blásquez (también actor en Historias para ser contadas) resulta acertada. Acompañan Yolanda Rojas y Verónica Miranda, en el límite del desborde para sus personajes. Zapatos de calle nos trae de vuelta el singular texto de Viale, que bien vale la pena revisitar, gracias a su digna y eficiente puesta en escena.

Sergio Velarde
18 de noviembre de 2012

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