Navidad sabor a recalentado
El título de esta
crítica no es un ataque a la obra de Ricardo Caffo, Ven a mi casa esta
Navidad, dirigida por Jorge Bardales. Es más bien un reconocimiento para la
buena utilización del espacio de la Casa Tomada para crear una obra navideña
con tensión, dulzura, y una menguante sensación de incomodidad entre hermanos
hasta su inevitable caída de cartas.
El trasladar la obra
de Piso 1 a Casa Tomada es un primer gran acierto. Este
último espacio parece tener como especialidad el albergar propuestas inmersivas,
que te colocan como espectador dentro de la misma sala de una casa, valga la
redundancia. La dirección aprovecha este espacio para hacer la experiencia lo
más inmersiva. Sus puntos fuertes
son, pues, lo bien trabajado del espacio para hacer sentir, en lo pequeño, un lugar
real. Detalles como el colocar la puerta de entrada fuera
de nuestra vista, lo que nos hace oír un saludo pero no verlo, ayudan a sentir
que hemos sido invitados a presenciar una situación real.
Los dos hermanos
protagonistas, interpretados por Thalía Estabridis y el mismo Caffo, ayudan con
su actuación a acrecentar este sentido de incómoda realidad. Se interrumpen de vez en cuando, guardan silencio, se nota su intención
por reducir la incomodidad a pesar del notorio rencor entre ambos. No se
sienten como hermanos ficticios, pero tampoco cercanos. El apoyarse dentro de
este código de naturalismo es el fuerte de la obra, tanto por la situación
fácilmente identificable como por la cercanía física del público. Apoyarse en
este naturalismo podría hacer que los silencios incómodos y las peleas
alturadas entre los hermanos se sientan aún más fuertes: silencios más duros,
hablar por encima del otro, discusiones más difíciles de ver y por eso mismo
momentos dulces y de conexión más placenteros (por más que sepamos que no
pueden durar).
El final de la obra
nos deja con un aguijón que, quizás por la brevedad de la obra, no termina de
cerrar. Sabemos que no hay forma que la discusión siga sin
que alguien se vaya, sería inverosímil, pero me queda la duda de cuánto más
pudimos haber conectado la discusión final con las anteriores para que explote
de manera aun más satisfactoria. Como
está ahora, de cualquier modo, la obra logra satisfactoriamente sus objetivos:
es una puesta corta que te mantiene al filo toda su duración por su acting,
es fiel a su carácter inmersivo en la dirección y los diálogos, y me hace temer
personalmente por la cena navideña que se viene en unas semanas. Felices
fiestas.
José Miguel Herrera
5 de diciembre de 2024
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