Promesa fallida
Uno de los temas más recurrentes por los
artistas de todos los tiempos ha sido el amor. Este sentimiento, que es
eminentemente humano y se encuentra presente en una gran cantidad de escritos
literarios, ha sido y sigue siendo una fuente inagotable de inspiración
artística para los creadores.
Así, pues, no es de extrañar que basado en
este sentimiento, Daniel Cano escriba y dirija la obra de teatro El Efecto Proust. Esta se desarrolla en
un bar de Madrid, donde Matías, un amante de las letras, busca a Romina, su
antigua pareja, con el fin de hacer cumplir su último pacto, el cual hiciera
antes de que ella se fuera del Perú y recordar la intensa pasión que
compartieron hace mucho tiempo. No obstante, han transcurrido diez años y la vida
de Romina ha experimentado cambios. Para poder lograr su objetivo, Matías
utilizará los recuerdos, las sensaciones y la memoria que se almacenan en sus
sentidos. Fuerza, pasión, amor, verdad se instalan en la discusión central de
la obra, un conflicto que se articula precisamente en torno a los cambios de la
vida de Romina y al amor que le profesa Matías.
Las actuaciones de esta obra son un gran
acierto. Todas ellas están a un buen nivel. El profesionalismo de los actores y
su trabajo dan sustento a la propuesta; ellos logran mantener las escenas, el
conflicto y las necesidades de la acción dramática a la que se juega la obra.
Valentina Saba, con su trabajo sólido y bien sostenido, realza a su personaje
dotándolo de una interpretación llena de verdad. Diego Salinas dice sus textos
con matices, valorando las palabras y dotándolas de significación, con una
fuerza interpretativa que lo lleva a transmitir todas las etapas por las que
atraviesa su personaje. Francisco Luna genera un personaje muy coherente,
compacto, que trasmite la seguridad y personalidad que su personaje
requiere.
Con este trabajo, Cano, como dramaturgo y
director, ha demostrado ser un artista capaz de explorar las escenas de manera
muy ingeniosa y organizada. Logra que el espectador de forma clara pueda leer
los hechos y situaciones que ocurren en diferentes momentos; solo con una
ligera acción en cada personaje, automáticamente nos trasportan a otro momento.
Se aprecian escenas bien organizadas donde la acción dramática se desarrolla de
manera nítida. Ha llenado también la obra de momentos conmovedores, dulces,
divertidos y de gran tensión, manteniendo al espectador enganchado de principio
a fin.
La puesta en escena El Efecto Proust tiene actuaciones notables y una dirección muy
bien trabajada. Sin duda, muy interesante y recomendada.
Javier
Gutiérrez
26 de setiembre de 2024
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