La vigencia de la historia que Watanabe nos dejó
La casa cultural Yuyachkani dio lugar a la
temporada de la obra Watanabe, todo el
vasto fondo marino, escrita y dirigida por Galiano. Este montaje recorre
los momentos más importantes de la vida del poeta José Watanabe. El espectador
será testigo de un viaje interior, quien le permite al escritor reencontrarse
con vivencias y personas muy significativas en su vida. Figuras importantes
para la vida de Watanabe van y vienen a la mente del protagonista, en medio de
su lucha por vencer a la muerte y terminar su última creación poética. El elenco está conformado por Carlos Mesta, Teresa
Ralli, Renato Rueda y Diana Chávez.
La representación inicia desde la entrada
del público a la sala, pues se puede ver al elenco completo posicionado en el
espacio en calma total, en estado neutro. Esta decisión desde la dirección
prepara al espectador, y le da información sobre el ambiente y la historia de
la que está a punto de ser testigo. Los elementos escenográficos utilizados en
este montaje fueron, desde el inicio, un indicador de que el espacio se
convertiría en la mente de Watanabe, representando distintas texturas, saltos
temporales, episodios y vínculos propios de la vida del poeta. Destaco, además, la decisión de utilizar una gran
tela con luces cálidas en el fondo del scenario; esta permitió acentuar el
viaje interior del personaje a través de la creación de planos en el espacio y
transiciones en la representación. La estética de este
montaje estuvo cuidada en todo sentido, resultando en un elemento que
potencializó la historia narrada. Los vestuarios aportaron texturas en el
espacio, acompañados de elementos esenciales para el recorrido por los
recuerdos del personaje principal.
La precisión fue milimétrica en cuanto a
construcción de los personajes y uso del espacio por parte del elenco en su
totalidad. Destaco, en ese sentido, la especificidad holística de Mesta en la
construcción de su personaje. Además, la versatilidad y precisión de Chávez y
Rueda en representar distintos personajes durante la obra fue notoria. La obra
contó evidentemente con la esencia del yo poético de Watanabe impregnado no
solo con referencias de su vida misma, sino con poemas que ayudaron a hilar
ciertos aspectos de su historia. Hago
hincapié que el elenco pudo apropiarse de un texto complejo como este, un reto
logrado notoriamente. Todos los elementos mencionados
se engranaron bajo una dirección que tomó decisiones apropiadas y, sobre todo,
de manera clara. El producto final fue un montaje sólido, vigente,
estéticamente impactante, y con una alta calidad actoral.
Si bien la obra se basa en la vida y obra
de Watanabe, considero que el público puede conectar rápidamente con la
representación. Esto se logra debido al viaje interno del personaje, sus
recuerdos y vínculos humanos, vistos desde una sensibilidad que genera empatía
inmediatamente. La lucha de “lo gris contra lo gris”, es decir, la constante
lucha con uno mismo es uno de los elementos que más impactan en esta obra. Es
así, finalmente, como el este montaje resultó un producto artístico sólido,
vigente, estéticamente impactante, y con una alta calidad actoral.
Stefany Olivos
9 de diciembre de 2023
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