La construcción de un universo
Alumbra Producciones, de la mano de Marcos García-Tizón, nos
trae El Mundo de Lorca, una
adaptación del clásico de Federico García Lorca, Bodas de Sangre, que toca temas como el amor, el dolor y la muerte.
Con un elenco de actores jóvenes y que dan inicio a su camino actoral, la obra
se presenta con una idea clara, que logra unificar bien sus elementos, aunque
algunas malas decisiones pueden llegar a fastidiar a uno que otro espectador.
En ese sentido, es importante revisar, en primer lugar,
algunos aspectos técnicos. La propuesta de iluminación está pensada con detalle
y toma riesgos, aprovechando las posibilidades que puede brindar el espacio.
Sin embargo, en este riesgo, pierde los cuidados en relación al espectador,
pues en ciertas zonas y en ciertos momentos, la luz se torna agresiva, directa
al rostro del espectador, impidiéndole disfrutar y entender lo que se
desarrolla en el escenario. No siempre y no en todo espacio, habrá una
disponibilidad completa de visión para el espectador, pero irrumpir esa
visibilidad puede ser estridente e intrusivo.
Fuera de esos momentos cegadores, la obra construye una
atmósfera, se apoya en la iluminación para construir estados emocionales, hacer
diferencias entre el recuerdo y lo presente, así como de la violencia y la
tensión. Por otro lado, la música se vuelve vital en el montaje, dándole más
vida y profundidad. Pequeño Vals Vienés
sigue dando vueltas en mi cabeza. Desde un inicio, la música ayuda al
espectador que está atento a adentrarse en un mundo lorquiano. El acompañamiento en vivo de la guitarra, por el propio
director de la obra, da el apoyo preciso para medir las tensiones de la obra.
Esta construcción de un aura de la obra brinda esta sensación
constante de peligro, lo cual resulta mucho más resaltante si se conoce el
texto de García Lorca. Todo suma, desde las pausas entre escenas, desde los
silencios de los personajes; se desarrolla una atmósfera de lo sutil, lo
sospechoso, lo siniestro. Sin duda, un gran trabajo desde la dirección, a la
obra no le sobra nada.
Adentrándonos ahora a las actuaciones, podemos observar que
los chicos se han preparado bastante respecto a las escenas importantes de sus
personajes. Pero un personaje debe habitar en cada escena, no solo en los
momentos importantes. Había cierta integración del texto y sus intenciones,
pero las escenas estaban pasadas por agua tibia. No había una conciencia plena
de lo que se hacía en escena, y tampoco un permitirse descubrir cosas en caso
aparezca la sensación de vacío. La actuación se desarrolla en un plano
primario. Falta energía y apropiación del texto. Los personajes que pudieron
resaltar fueron los protagonistas. Entendieron mejor el sentido del texto;
había un acercamiento desde la profundidad del texto y su carácter poético.
Falta, en todo caso, salir un poco de esos estados internos y de la belleza del
texto, soltar lo introspectivo, lo interior, y aprovechar lo que está pasando
en la misma escena. Lo que te da el compañero; escuchar más lo que está
pasando.
La actuación, por tanto, está bien; han aprendido a pararse en
el escenario, a decir sus textos, mantener marcaciones y darle carácter a los
personajes. Ahora toca que den el paso siguiente. Profundizar un poco más,
entender el porqué se hace lo que se hace, no forzar la emoción. Recordar que
la actuación no es para el público, es para la escena. El espectáculo está,
evidentemente, construido para un público, pero los actores tienen que estar al
servicio de la escena, porque ahí es donde se cuenta la historia. Teniendo
estas consideraciones, el montaje tiene la posibilidad de, sumado a la
propuesta que hay, alcanzar un nivel más prolijo, más interesante y mucho más
vivo. Será completo.
El Mundo de Lorca termina
siendo un montaje muy bien pensado en la construcción de estímulos, que por
momentos puede perder ese cuidado que debe haber con el espectador, pero que se
eleva en sensaciones y logra hacer que los temas de la obra estén presentes.
Con actuaciones que aún carecen de madurez y profundidad, pero que están
encaminadas hacia un entendimiento mayor de su propia labor como actores y de
estar al servicio de los personajes y la escena.
Omar Peralta
18 de diciembre de 2023
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