Historias de migrantes
El Perú no es ajeno al fenómeno migratorio: miles de
peruanos viven fuera de nuestras fronteras, desde hace décadas. Y en los
últimos años, de acuerdo a datos oficiales, nuestro país viene albergando
aproximadamente a 1,5 millones de venezolanos, producto del éxodo ocasionado
por la crisis sin precedentes que se vive en nuestro hermano país. La difícil realidad
de cualquier desplazado origina, principalmente, dos situaciones bastante
complejas que enfrentar: primero, las enormes problemáticas de los mismos emigrantes,
que los llevaron a tomar la dura decisión de realizar su azaroso viaje; y
segundo, la capacidad y empatía del gobierno y habitantes del país anfitrión para
acogerlos y apoyarlos, como las personas vulnerables en las que efectivamente se
convirtieron. A grandes rasgos, estas son las temáticas que aborda la puesta en
escena de curioso título, Madamadrina,
escrita por el premiado dramaturgo venezolano Pablo García Gámez y que, a pesar
de ciertas irregularidades en su ejecución, su director Alberto Vidarte ha sabido
llevar a buen puerto.
Son tres vendedores ambulantes de algún país latinoamericano
(Jim Shicshe, Walter Huallpa y el mismo Vidarte) los que toman la drástica
decisión de cruzar la frontera para llegar a los Estados Unidos, y así poder
solucionar su dramática situación. Ya en la “tierra de las oportunidades”, no les
queda de otra que ofrecerse de jornaleros, sin mucha suerte; además de convivir
con otra curiosa migrante (Ella Sánchez), que le habla a una tal “Madamadrina” solo visible para ella,
y con la que tendrán los varones no pocos conflictos. Afinando los detalles
técnicos, como la precisión en la iluminación y la correcta utilización de los
micrófonos inalámbricos (para evitar la molesta estática), la puesta puede
ganar más ritmo y fluidez. Vidarte apuesta por generar imágenes y consigue una
muy poderosa: toda la secuencia del cruce del río; no obstante, sería
recomendable que los cuatro asistentes en escena vistan todos de negro e interactúen
desde el inicio sobre el escenario, para no aparecer de manera disruptiva en la
trama.
Acertado el uso inicial del proyector multimedia para presentar
imágenes de la realidad de muchos migrantes, a través de un reportaje
televisivo; este recurso podría utilizarse aun más en varias de las secuencias.
Las canciones que entonan los actores, del repertorio de artistas tan diversos
como Yuri o Alejandro Sanz, no lucen impostadas, pues son interpretadas con
mucho sentimiento por el elenco. Con un doble y sorpresivo final, Madamadrina,
a cargo de Reteatrando Producciones, tiene todas las condiciones para
convertirse en un intenso drama con pinceladas de humor, luego de corregir los
citados detalles, que retrata con valentía los conmovedores sacrificios que
muchos migrantes deben hacer para perseguir sus sueños.
Sergio Velarde
2 de agosto de 2023
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