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sábado, 12 de agosto de 2023

Crítica: HAMLET ESTÁ MUERTO


Repensar la muerte a partir de Hamlet

El personaje más famoso del teatro, Hamlet, sirve como punto de partida para recrear una versión nunca antes vista de la historia del príncipe de Dinamarca. Imagínense trasladar los personajes emblemáticos de la tragedia de Shakespeare a un reino en medio de la naturaleza, específicamente a un bosque espeso e imponente. Hamlet está muerto fue representado en el Teatro Julieta, bajo la dramaturgia y dirección de Galiano. Este montaje representa momentos de los personajes desde una perspectiva onírica, situándolos en un bosque (el cual parece ser un pensadero, el inconsciente donde confabulan todos sus pensamientos ante la muerte del rey Hamlet) donde no parece haber contexto o tiempo específico. El elenco conformado por Renato Rueda, Cindy Díaz, Marcello Rivera, Vanessa Vizcarra, Jorge Villanueva, Alonzo Aguilar, Sebastián Ramos y Paloma Roldán logra construir una lógica interna en su haber.

La obra requiere conocer información previa sobre Hamlet; y si bien es una obra famosa, no todos los espectadores recuerdan detalles de dicha historia. En ese caso, es importante tener en cuenta que la obra en sí misma puede dar pistas de quién es cada personaje, sin caer en la literalidad, sino dejando claro quién es quién desde el primer momento. Y si bien crearon un mundo interno preciso, lleno de detalles, con la aplicación de una técnica actoral impecable por parte de todo el elenco, no estuvo claro desde el inicio qué rol cumplía cada actor. Sin embargo, el espectador podía tener la oportunidad de ubicar conflictos y alianzas entre los personajes, a partir de que se logró una escucha activa entre todo el elenco momento a momento. Si bien a nivel de propuesta el montaje fue claro, considero que no brinda elementos suficientes al espectador para apropiarse de la obra cómodamente: la densidad de la representación, aunque era parte de la propuesta, no se equilibraba con el hecho de que el público por momentos pueda estar confundido por no saber exactamente quiénes estaban interactuando en escena. Hay que pensar en estos detalles, especialmente pensando en que el público asistente puede ser heterogéneo en sus referencias sobre Hamlet.

Es interesante poder entender esta visión contemporánea de Hamlet, pues da lugar a ahondar en el mundo interno del príncipe. Considero que una de las propuestas más importantes de este montaje es el hecho de haber representado la muerte como un acto de liberación, en medio del devenir de los personajes envueltos en la muerte del rey. Desde el principio, al espectador puede quedarle la impresión de que los personajes, en el fondo, desean convertirse o unirse al tronco seco que se encuentra en el espacio, como un acto liberador luego de haber presenciado tanto caos en el reino, en el bosque. Hay un gesto que resulta hasta poético cuando muere un personaje: el sonido de un ave que vuela en medio de las hojas, como quien finalmente ve la luz desde arriba del bosque. A pesar de que algunos momentos de la obra pueden ser confusos (especialmente si no conocen la historia de Hamlet de Shakespeare), son detalles como la representación de la muerte los que demuestran que este montaje logró construir un mundo interno sostenido y justificado.

Stefany Olivos

12 de agosto de 2023

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