Vicisitudes de un debate en escena
El día 3 de mayo se estrenó en el Teatro
Auditorio Miraflores - por dos únicas funciones – la obra Los 12, dirigida por Johan Robles. Esta puesta en escena
corresponde a una adaptación de Doce
hombres en pugna, escrita por Reginald Rose. Esta versión se ambienta en la ciudad de Lima (2022), donde un jurado de
doce personas debe decider, por unanimidad, si un muchacho es culpable o no del
asesinato de su padre. La culpabilidad parece evidente;
sin embargo, uno de los miembros está convencido de la inocencia del implicado,
por lo que profundiza y expone sus razones para dudar de los cargos. El debate
entre los miembros del jurado provoca una situación de conflicto que se
sostiene a lo largo de toda la obra.
Se debe reconocer el reto
que representa dirigir a doce personas en escena, donde la tensión debe
sostenerse gradualmente a lo largo de la representación. Un aspecto a destacar en este tipo de obra es que, a nivel de
construcción de personajes, cada actor logró especificidad en sus
características. Esto se ve especialmente en la entrada inicial de los
personajes al escenario, donde incluso la forma de caminar ya daba pistas del
mundo interno de cada miembro de aquel jurado.
Esta puesta en escena es en esencia un debate
de una hora y media entre doce personas que deben llegar a una decisión por
unanimidad. El uso del espacio fue adecuado para el desarrollo de la obra,
además de ayudar al dinamismo en el intercambio de argumentos sobre la
culpabilidad o inocencia del muchacho. Si bien al inicio se logró sembrar
expectativa en el público sobre la situación de desacuerdo en el jurado, el
ritmo de la obra no se sostuvo de manera adecuada. La tensión propia de una
discusión tan imponente como esta no era constantemente respaldada por la
urgencia de los personajes. Debo
hacer una mención especial a la actriz María Cristina Mory, quien muchas veces
era quien sostenía el ritmo de la obra, a partir de su energía y concentración
en lo que ocurría momento a momento. Me hubiese gustado ver esta obra en una cuarta o quinta función, ya
que tener solo dos funciones puede tener relación directa con este ritmo
inconstante de la puesta en escena.
Considero que, a nivel técnico, la obra
estaba aún en proceso de apropiación por parte del elenco. Sin embargo, lo logrado hasta el momento que vi la
obra fue bastante bueno. Resulta relevante ver debates
en el teatro, en medio de un contexto donde cada vez tenemos menos espacios de
encuentro de opiniones. Rescato que este jurado reflejó distintas posiciones
para aproximarse a un debate: el respeto (o la falta de) al momento de escuchar
una opinión distinta, la seguridad de creer en tu posición, el titubeo para
decidir una postura, entre otras. ¿Qué
tan tolerantes somos ante opiniones distintas a las nuestras? ¿Qué hacemos
cuando alguien confronta nuestras opiniones o las invalida? Son estas algunas preguntas que me resuenan a
partir de ver Los 12.
Stefany Olivos
23 de mayo de 2023
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