Para aquellos que podrían suponer que ya no es posible, a
estas alturas, conseguir alguna trama novedosa del complejo universo familiar
para llevarla a escena, pues el estreno en el Teatro La Plaza de La omisión de la familia Coleman aparece
para refutar de manera tajante dicha suposición. Escrita en 2005 por el actor y
dramaturgo argentino Claudio Tolcachir, la pieza viene representándose
ininterrumpidamente y con rotundo éxito en varios países. Luego de apreciar la versión
peruana, dirigida con fluidez y precisión por Lucero Medina Hú, la
trascendencia y vigencia de las que goza la obra queda plenamente justificada.
Una atípica y delirante madre con cuatro hijos de distintos
padres (pero que aparenta ser una hija más) y una abuela paciente y compasiva son
los pilares de esta familia, disfuncional por donde se le mire, en la que cada
uno de sus miembros intenta infructuosamente vivir su propia vida en medio de una
caótica e hilarante convivencia. Acaso sea el difícil equilibrio logrado entre
drama y comedia la mayor fortaleza en el trabajo de dirección de Medina Hú,
pues todo el humor que resulta de las jocosas situaciones originadas por los problemas
de salud de algunos de los miembros del clan solo esconde la enorme tragedia que
vive este grupo de personas, incapaces de comunicarse adecuadamente y unidos solo
por la necesidad, la dependencia y la rutina. Un verdadero drama familiar, que
puede ocurrir en cualquier hogar, y que nos produce luego de apagadas las risas
una profunda compasión.
Como ya es costumbre en el teatro de Miraflores, los valores
de producción lucen impecables para representar la casa familiar y la
habitación del hospital que visitan los personajes. A destacar al elenco en
pleno, encabezado por la sólida Pilar Nuñez como la tan necesaria matriarca y por
una sobresaliente Angelita Velásquez en el complejo rol de la madre, muy bien construido y
lleno de detalles y matices. Cada uno de los hijos está interpretado sin tacha
por Stephany Orúe, Yolanda Rojas, Martín Velásquez y un sorprendente Miguel
Murray. Complementan muy bien además, los actores Miguel Alvarez y Gerald
Espinoza. La omisión de la familia
Coleman confirma que los vínculos emocionales que se crean dentro de una
familia serán siempre fuente inagotable para la creación dramatúrgica, con personajes y
situaciones tan complejas y contradictorias como lo es, al fin de cuentas, la
vida misma.
Sergio Velarde
22 de febrero de 2023
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