El final de los tiempos, en clave de comedia
El que las distancias generacionales sean cada vez más amplias
e insalvables es una realidad evidente y preocupante. ¡Cuánta verdad existe en
aquellos adultos que alegan no entender en lo absoluto el comportamiento de los
jóvenes! Enormes temas como la política, la sexualidad, la vida social o la
identidad, entre otros, ponen en jaque a toda una generación (¿frágil?,
¿incomprendida?) en medio de un estilo de vida acelerado y deshumanizado, en el
que el consumismo y la virtualidad ocupan un lugar privilegiado. Reflexionar
sobre esta compleja situación (acaso apocalíptica para cierto sector) en una
puesta en escena resulta sobradamente pertinente y valioso, especialmente si
esta es creada desde la comedia. Bien por los responsables del espectáculo Yo no quería jugar al apocalipsis y sus
auspiciosos resultados.
Esta colorida creación colaborativa, con la dirección de
Andrea Félix y la dramaturgia de Augusto Gutiérrez, es lo suficientemente
arriesgada como para explorar de manera lúdica varias de las problemáticas,
reales y virtuales, en estas épocas de redes sociales, crisis existenciales,
exposición forzada y extrema superficialidad. Desde el inicio, con un maniquí rojo
de espaldas y un cerro de ropa en el escenario, como si una suerte de dios
supremo y sus ofrendas se trataran, la propuesta escénica se deja adivinar y
por supuesto, disfrutar. Muy bien acompañada demás, por delirantes extractos de
nuestra absurda y triste realidad nacional y mundial, desde la red de Tik Tok,
en la que también se encuentran grabados los propios actores.
Comprometidas y sólidas actuaciones de los seis intérpretes,
Guadalupe Ramos, Julio Carrillo, María José Bueno, Franco Ocaña, María Isabel
Abad y Diego Arana-Reyes, quienes se divierten a sus anchas en las hilarantes secuencias
independientes que representan nuestra ridícula idiosincrasia. A destacar la del elenco siguiendo la singular “moda” de las pelucas rojas.
La mayor fortaleza del montaje radica en las notables imágenes que se consiguen,
repletas de guiños y sutilezas, que se pierden a ratos con el exceso de gags de
trazo grueso. Yo no quería jugar al
apocalipsis, como parte del Festival Saliendo de la Caja 2023, es una
delirante y certera crítica, en clave de comedia ácida, hacia todo lo mundano y
grotesco que puede resultar la experiencia de vida de una juventud extraviada y
vulnerable.
Sergio Velarde
5 de febrero de 2023
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