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martes, 25 de octubre de 2022

Crítica: MIÉNTEME


Secretos a voces

Sin lugar a dudas hay que denunciar que el tema de los derechos humanos de la comunidad LGBT es una agenda bastante invisibilizada o no suficientemente abordada, no solo desde el mundo de las artes escénicas, sino también desde muchas expresiones artísticas en una ciudad tan conservadora como Lima. Diego La Hoz nos propone un teatro que va más allá de la denuncia, combina de manera inteligente lo audiovisual y la reflexión introspectiva del personaje. La semana pasada estaba escuchando un seminario sobre la importancia de García Lorca dictada por el gestor cultural Alberto Bejarano: él mencionaba que el teatro no puede competir con otros formatos de comunicación, como por ejemplo el periodismo, al momento de denunciar abusos de los derechos humanos. Por esta razón es importante que el dramaturgo sea astuto en el lenguaje. Personalmente coincido con ese comentario y considero que los montajes de La Hoz logran alcanzar el areté griego de sorprender al público, elemento fundamental de todo montaje teatral.

Después de mirar Miénteme, uno queda anonadado y es agradable la sensación de la pérdida de la noción del tiempo en un breve periodo. Las actuaciones fueron tan coordinadas, que a veces daba la impresión de que la obra duró más de una hora. Los personajes de Carlos Cabrera y Luis Chávez tenían un alto contenido dramático y presencia escénica; sin embargo, creo que destacó Cabrera, pues era el más reacio a aceptar su sexualidad y la vacilación de su carácter durante muchas escenas hacía que el montaje sea muy interesante. Precisamente esta diversidad de acontecimientos e información hacían de Miénteme algo muy intrigante. Algunas escenas jugaban con el tiempo y exigían del espectador un nivel de concentración muy grande.

Por otro lado, es importante resaltar lo audiovisual del montaje y lo ideal que se presta el auditorio del Club de Teatro, para que este lenguaje se desenvuelva. Muchas veces algunos dramaturgos del teatro independiente rehúyen o no le dan mucha prioridad a la idea de trabajar de la mano del lenguaje audiovisual, el sonido, el color y el escenario. Posiblemente esto se deba al hecho de que es altamente probable que un montaje sea realizado en lugares poco adecuados para el teatro, sobre todo en Lima. Fue muy inteligente el uso de una tela blanca sobre todo el escenario. De la mano con la luz amarillenta tenue y el mobiliario sucinto generaron una atmósfera interesante e intrigante. El espectador se sentía como estar en una película tipo Casablanca (1942) o en una escena final de un film de Woody Allen. Ese ambiente, en mi opinión, marcó un papel muy importante en las diferentes escenas y el tiempo. Finalmente, quiero mencionar qué Miénteme es un montaje muy interesante que no se presta para la propaganda sencilla y que alcanza a hacer reflexionar al espectador sobre la importancia de los derechos humanos de la comunidad LGBT de una manera inteligente y absorbente. Creo que el montaje se resume en la palabra: absorber. Felicitaciones al elenco y la producción Actores Sin Chamba. Muchos éxitos.

Enrique Pacheco

25 de octubre de 2022

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