Secretos a voces
Sin lugar a dudas hay que denunciar que el
tema de los derechos humanos de la comunidad LGBT es una agenda bastante invisibilizada
o no suficientemente abordada, no solo desde el mundo de las artes escénicas,
sino también desde muchas expresiones artísticas en una ciudad tan conservadora
como Lima. Diego La Hoz nos propone un teatro que va más allá de la denuncia,
combina de manera inteligente lo audiovisual y la reflexión introspectiva del
personaje. La semana pasada estaba escuchando un seminario sobre la importancia
de García Lorca dictada por el gestor cultural Alberto Bejarano: él mencionaba
que el teatro no puede competir con otros formatos de comunicación, como por
ejemplo el periodismo, al momento de denunciar abusos de los derechos humanos. Por
esta razón es importante que el dramaturgo sea astuto en el lenguaje.
Personalmente coincido con ese comentario y considero que los montajes de La
Hoz logran alcanzar el areté griego
de sorprender al público, elemento fundamental de todo montaje teatral.
Después de mirar Miénteme, uno queda anonadado y es agradable la sensación de la
pérdida de la noción del tiempo en un breve periodo. Las actuaciones fueron tan
coordinadas, que a veces daba la impresión de que la obra duró más de una hora.
Los personajes de Carlos Cabrera y Luis Chávez tenían un alto contenido
dramático y presencia escénica; sin embargo, creo que destacó Cabrera, pues era
el más reacio a aceptar su sexualidad y la vacilación de su carácter durante
muchas escenas hacía que el montaje sea muy interesante. Precisamente esta
diversidad de acontecimientos e información hacían de Miénteme algo muy intrigante. Algunas escenas jugaban con el tiempo
y exigían del espectador un nivel de concentración muy grande.
Por otro lado, es importante resaltar lo
audiovisual del montaje y lo ideal que se presta el auditorio del Club de Teatro,
para que este lenguaje se desenvuelva. Muchas veces algunos dramaturgos del
teatro independiente rehúyen o no le dan mucha prioridad a la idea de trabajar
de la mano del lenguaje audiovisual, el sonido, el color y el escenario. Posiblemente
esto se deba al hecho de que es altamente probable que un montaje sea realizado
en lugares poco adecuados para el teatro, sobre todo en Lima. Fue muy
inteligente el uso de una tela blanca sobre todo el escenario. De la mano con
la luz amarillenta tenue y el mobiliario sucinto generaron una atmósfera
interesante e intrigante. El espectador se sentía como estar en una película
tipo Casablanca (1942) o en una
escena final de un film de Woody Allen. Ese ambiente, en mi opinión, marcó un
papel muy importante en las diferentes escenas y el tiempo. Finalmente, quiero
mencionar qué Miénteme es un montaje
muy interesante que no se presta para la propaganda sencilla y que alcanza a hacer
reflexionar al espectador sobre la importancia de los derechos humanos de la
comunidad LGBT de una manera inteligente y absorbente. Creo que el montaje se
resume en la palabra: absorber. Felicitaciones al elenco y la producción Actores
Sin Chamba. Muchos éxitos.
Enrique
Pacheco
25 de octubre de 2022
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