Escrita en 1974, La
empresa perdona un momento de locura del dramaturgo venezolano Rodolfo
Santana (autor también de aquella pieza tan subestimada como lo es Baño de damas, 1986) es un texto que no
ha perdido un ápice de trascendencia. El diálogo entre aquel golpeado obrero y
la psicóloga de la fábrica para la que trabaja es solo el pretexto para mostrar
las profundas heridas, desigualdades y atropellos laborales que vienen
ocurriendo sistemáticamente a lo largo de los años y que tomará varias generaciones
en sanar y corregir, siempre y cuando exista la verdadera voluntad de hacerlo. Es
justamente la actual vigencia de esta propuesta de Santana, a casi medio siglo
de su estreno, la que provoca verdadera desazón y que debería impulsar en
nosotros una real vocación por el cambio.
Con más de veinte años de trabajo ininterrumpido en una
fábrica metalúrgica, Orlando (Willy Gutiérrez) es testigo de un terrible
accidente laboral, que lo hace enloquecer, realizar algunos destrozos en las
máquinas y despotricar contra sus empleadores. Este hecho, evidentemente, no
pasará desapercibido y es enviado al Departamento de Psicología para una
evaluación. Es en esta entrevista realizada por la psicóloga (Airam Galliani) que
nos enteramos de la triste historia de este hombre, golpeado por las
circunstancias. Excelente el trabajo de Gutiérrez, un actor de trayectoria que
sabe abordar complejos personajes como este; y muy bien Galliani, quien a pesar
de su juventud le da la réplica precisa. Ambos consiguen hacer creíble esta
confesión forzada acerca de los motivos de la desmedida reacción.
El director Johan Escalante se vale de una escenografía
sencilla y funcional, así como del talento de sus intérpretes, para ir generando
tensión: mientras conocemos el penoso pasado de Orlando, van apareciendo al
mismo tiempo los oscuros intereses empresariales en las palabras de la
psicóloga. La empresa perdona un momento
de locura, que todavía podemos apreciar en la Asociación Cultural Campo
Abierto de Miraflores, sigue siendo una crítica frontal hacia el capitalismo
más extremo y la injusta relación que (varias veces) es aplicada entre
trabajadores y empleadores. La mezquindad humana en el mundo laboral debe
llevarnos obligatoriamente al debate y a la reflexión.
Sergio Velarde
11 de octubre de 2022
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