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sábado, 29 de octubre de 2022

Crítica: EL PLAN DE PAULA


La mala semilla

Asistir a cualquier obra teatral presentada los domingos a las 4:00 p. m. le haría suponer al espectador promedio que su contenido estaría dirigido a un público estrictamente infantil y que además, este debería ser no solo entretenido, sino también aleccionador y didáctico. Es por eso que el estreno de El plan de Paula, escrito por Abel Enriquez y dirigido por Gerardo Cárdenas en el Club de Teatro de Lima, resulta a todas luces una verdadera sorpresa, para bien o para mal, en función de las expectativas de los asistentes. Se trata de una historia familiar sencilla en apariencia, pero que no elude la dura realidad que viven los adultos y también explora ciertas conductas adolescentes, verdaderamente perturbadoras.

Y es que el plan de Paula (Sofía Blanco), una avispada adolescente, es realmente inquietante y hasta retorcido: para conseguir una supuesta conveniencia decide poner en jaque la estabilidad emocional de sus propios padres (Katherina Sánchez y José Gómez Ferguson), sin importarle chantajear en el camino a su tutora (Gina Quezada), quien le dicta clases particulares, y a su prima (Camila Arce), quien se recupera del divorcio de sus padres. Conforme avanza la historia, la insólita estrategia de la muchacha destapa muchas incómodas realidades, como las dudas sobre la maternidad en la madre, la violencia descontrolada en el padre, las necesidades económicas de la maestra y el sentimiento de culpa en la prima. Enriquez propone una plausible historia en un mundo contemporáneo en el que los adolescentes no solo tienen más derechos, sino que muchas veces saben sacar perfectamente partido para sus propios intereses; las risas nerviosas de los adultos y las miradas atentas y curiosas de los niños y adolescentes presentes en sala parecieran comprobarlo.  

La propuesta escenográfica de Cárdenas, con las paredes y mobiliario de color blanco, funciona para contrastarla con la falsa inocencia de la protagonista. Coherente además, la mención en la puesta de Paullu Inca, un controvertido personaje de nuestra historia, de carácter acomodaticio. El elenco, todos ellos egresados del mismo Club, resulta muy convincente, destacando Sánchez en un atípico papel que revela su enorme potencial dramático. El final, con El plan de Paula ya consumado, abruma por su contundencia y por aquella mirada de la muchacha, antes del apagón final, que acaso anticipe varios “planes” futuros. Sin duda, Enriquez y Cárdenas han urdido una singular y sólida propuesta teatral, con la producción de La Magnolia, sorprendiendo al público promedio en ese horario, pero brindando una provocadora historia que bien merece una reflexión.

Sergio Velarde

29 de octubre de 2022

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