Color de alegría
El teatro infantil está dando la talla
actualmente en Lima. Es realmente increíble cómo ha evolucionado este género
dentro del teatro limeño. Creeser Teatro va a dar que hablar, debido al
compromiso que ha demostrado en este montaje. Azul me dejó totalmente anonadado con el resultado presentado. Por
otro lado, ya conocía el trabajo de Gian Paul Miranda y Jazmín Labrín, pues
ellos provienen de la agrupación Palosanto, en donde trabajaron en obras muy
memorables hechas por el entrañable Ismael Contreras.
En primer lugar, yo creo que se tiene que
felicitar que el colectivo logró generar una experiencia de teatro infantil
desde la puerta del Teatro de Lucía. Desde el inicio del montaje, uno ya se
sentía parte de la historia, pues los personajes de la obra (Miranda y Rodrigo
Reyes Pavia), auto nombrándose Par e Impar para ordenar a los asistentes a sus
asientos, hacían que el ambiente sea muy empático. Así mismo, se les dio a los
niños lámparas de luz infantiles para poder activarlas en algunas escenas de la
función. Esto último fue muy interesante, debido a que ninguno abusó de la luz
durante la función, lo cual demuestra que los actores lograron desarrollar un
nivel de conexión muy fuerte con el público. Cuando se realiza teatro para la
infancia, los actores deben tener mucha inteligencia emocional en una serie de
situaciones. Yo siempre he mencionado en mis reseñas que el tema del teatro para
los niños es muy difícil y un punto clave para poder desarrollar un buen
montaje es no subestimarlos. Por otro lado, creo que Azul generó un mensaje bastante claro, sin apelar a un lenguaje
infantil convencional básico. Estoy convencido que por esa razón, los niños en
ningún momento perdieron la atención o trataron de romper unilateralmente la cuarta
pared teatral.
Como crítica constructiva, puedo mencionar
algunos aspectos. En primer lugar, tengo que indicar el tiempo, pues me pareció
que para ser un montaje infantil la duración fue un poco extensa, lo cual puede
ser no solo una crítica sino un halago, pues los niños en ningún momento se
aburrieron. En segundo lugar, creo que los personajes deberían tener una misma
personalidad durante toda la función, pues había momentos en que los personajes
de Miranda y Reyes Pavia las cambiaban. Por ejemplo, Par e Impar, quienes ordenaban
a los niños, eran otros personajes durante la función. Esto puede no generar una
sensación de extrañeza.
Finalmente, se puede mencionar que la
utilería y los vestuarios fueron realmente impresionantes y con unos acabados con
colores vivos. De igual manera, el uso del material audiovisual durante los
monólogos del personaje de Labrín fue muy interesante y simpático. Creo que el
director, el mismo Miranda, podría pedir asesoría de un psicólogo o profesor enfocado
en problemas de la infancia, porque Azul
se presta para tocar temas importantes, como por ejemplo el autismo, una
temática muy poco abordada en el teatro. De hecho, el color del autismo es el
azul y su día internacional es el 2 de abril. Estoy seguro de que esto podría
ser un reto adicional dentro de la carrera de Creeser Teatro. En general, el
montaje fue impresionante.
Enrique Pacheco
20 de setiembre de 2022
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