Las carreras de la vida
Roberto Ángeles es uno de los referentes obligados del
teatro peruano, no solo como director, sino como formador de varias
generaciones de actores, quienes vienen demostrando a lo largo de los años sus
habilidades histriónicas en cine, teatro y televisión. Las muestras de sus
alumnos en los diferentes niveles de instrucción, ahora presentadas en el
Centro Cultural Campo, son prueba fehaciente de ello. Oficio Crítico asistió a
la Muestra Final del Segundo Nivel de la Promoción XXXII, en la que se mostró
la pieza La maratón de Nueva York de
autoría del dramaturgo italiano Edoardo Erba. Si bien se trató de una
única función con entrada libre, los resultados obtenidos bien merecerían una
temporada formal, ajustando ciertos detalles para el disfrute total del
espectáculo.
Mario (Edward Vega) y Steve (Jean Pierre Felippe), dos
jóvenes atletas, se reúnen para entrenar juntos y así alcanzar su mayor
objetivo: correr en la maratón de Nueva York. En medio de este entrenamiento,
ambos van revelando detalles desconocidos de sus propias vidas, los cuales
provocarán fricciones y una incómoda tensión dramática, que deberán solucionar
mientras corren. La puesta en escena es por completo minimalista y además, resuelta
de manera circular. Vega y Felippe aprovechan el reducido espacio disponible, a
través de una precisa rutina corporal que hace creíble la convención con el
público de encontrarse estos personajes corriendo largas distancias. Buen
trabajo de la dupla de actores, quienes defienden con organicidad sus
personajes.
Algunos detalles a tomar en cuenta: acaso el hecho de adaptar
la acción a nuestro contexto peruano pueda revisarse, ya que varias referencias
de personajes históricos dichas en escena lucen forzadas. También deben
ajustarse y definirse las voces que aparecen ocasionalmente durante el montaje.
Muy aparte de evitar adelantar, durante la presentación de la obra, el
metafórico final de la pieza. La maratón
de Nueva York no solo confirma el buen nivel de aprendizaje de los pupilos
de Ángeles, sino que la presentación de esta muestra bien valdría la pena de convertirse
en proyecto profesional, pues es un espectáculo sencillo y efectivo.
Sergio Velarde
9 de agosto de 2022
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