Las (des)variadas formas del amor
Teniendo como escenario la Asociación de Artistas
Aficionados, se llevó a cabo el mes pasado y con inusitado éxito el Primer
Festival de Teatro Independiente DesAmores, en el que se estrenaron cinco
espectáculos teatrales que giraban en torno a este sentimiento tan
contradictorio, inesperado y especial. Oficio
Crítico alcanzó a ver cuatro de estas interesantes propuestas, las que
reafirman el empeño y el riesgo asumido por sus creadores para alcanzar así el
alto promedio de calidad que vienen ofreciendo los recientes espectáculos
escénicos presenciales, en este nuevo renacer teatral luego del cierre de
espacios por la crisis sanitaria.
La joven artista Mónica Talavera escribe y protagoniza La historia más bonita de amor, una obra
que hábilmente revierte el tono “dulzón” del título para convertirse en una
verdadera terapia en escena, en la que Mariana (Talavera) intentará
recuperarse, a través de la experiencia teatral, de una dolorosa decepción
amorosa. Para ello cuenta con un sólido elenco de amigos actores (Diego
Salinas, Augusto Gutiérrez y Natalia Bonifaz), quienes interpretan al resto de
personajes en la historia. El director Roberto Vigo le insufla energía y humor
a una trama acaso algo dilatada en su número de secuencias, pero que depara
muchos momentos sorprendentes, especialmente cuando la toxicidad en el
personaje de Salinas se torna inquietante por momentos.
De otro lado, dos autores dirigieron sus propios textos con
sólidos resultados. Aldo Sánchez
explora la insana mente de un guionista con una severa crisis de creatividad (Neshken
Madueño) en Una mirada atrás; en
medio de pesadillas y recuerdos cargados de un fuerte surrealismo, destaca la
relación tan especial de este hombre con su madre (Ximena Arroyo). Y Joan
Manuel Girón propone en Quiéreme un
poquito más un convincente triángulo amoroso (Madueño, Talavera y Abril
Cárdenas), en el que los personajes sufren encuentros y desencuentros afectivos
en medio de temores, frustraciones y el permanente miedo al compromiso. Son dos
propuestas escénicas que exploran, cada una a su manera, muchas de las
posibilidades creativas alrededor de las relaciones afectivas.
Finalmente, la sorprendente Las niñas de Cárdenas inicia con la presentación de un colorido
aquelarre y los distintos dones que poseen sus integrantes, en medio de un
espacio y tiempo real-maravilloso; sin embargo, conforme afloran las
personalidades y los oscuros secretos de cada una de estas brujas, los
conflictos y sus escabrosas consecuencias no tardan en aparecer. La dirección
de Girón consigue estética y fluidez durante todo el espectáculo y se evidencia
un especial cuidado en algunas truculentas secuencias, muy bien manejadas.
Excelente el trabajo en conjunto de Cárdenas, Arroyo, Bonifaz, Tania López y Camila
Santo; así como el de la Cárdenas dramaturga, quien logra un pertinente
paralelo con nuestra realidad y el estado de vulnerabilidad que sufren muchas
mujeres en nuestro país. Este Primer Festival de Teatro Independiente DesAmores,
con la producción ejecutiva de Ximena Aguilar y el apoyo de sus gestores, fue
una valiosa oportunidad de conocer novedosas propuestas de jóvenes creadores y
el gran talento que de seguro seguirán evidenciando en el futuro.
Sergio Velarde
11 de julio de 2022
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