Desencuentros fraternales
Clausura del amor
(2016) del dramaturgo francés Pascal Rambert fue uno de aquellos montajes teatrales
de cuestionables resultados escénicos, pero que no pasan para nada desapercibidos.
Se podrá argumentar sobre ciertas irregularidades en su puesta en escena,
compuesta por dos monólogos; no obstante, nadie discutía la sobresaliente
calidad de sus intérpretes, quienes asumieron los roles de una pareja en sus
últimos momentos de relación. En esta oportunidad, el premiado Rambert asume la
dirección de su propio texto, titulado simplemente Hermanas, consiguiendo un espectáculo evidentemente superior a la
citada puesta anterior y estrenado en nuestro país con singular éxito, gracias
al ICPNA en coproducción con el colectivo Laberinto XXI.
Dentro del Auditorio del Icpna de Miraflores, y así como ocurrió
en Clausura del amor, el público es
testigo del enfrentamiento sin cuartel entre dos personas unidas por poderosos
lazos afectivos. En esta oportunidad, son dos hermanas, dos seres que pueden
llegar a ser las amigas más cercanas o las más grandes enemigas. Su madre ha
muerto y una de ellas no le avisó oportunamente a la otra. Las heridas sin
cerrar, los recuerdos engañosos, el dolor y el miedo se hacen presentes en este
altercado, que no da tregua al espectador. Lucía Caravedo y Denise Arregui lo
dan el todo por el todo: la primera, como la intensa activista de derechos
humanos; y la otra, como la conflictiva periodista. Ambas notables en sus
respectivos papeles, cada una con una enorme cantidad de líneas que aprovechan
en su totalidad.
La puesta en escena de Rambert llama la atención: el piso
blanco colocado expresamente para la obra pareciera querer alejarse de la “teatralidad”
de la caja negra y optar por un espectáculo más “realista”; no obstante, las
botellas de agua colocadas estratégicamente para las actrices en el espacio lo
estropean. Por otro lado, el detalle, ciertamente intrascendente, de llamarse
las hermanas como las mismas actrices que las interpretan solo pareciera ser
efectivo para ellas, en su afán de conseguir naturalidad. De ser así, la
decisión está plenamente justificada, pues difícilmente Caravedo y Arregui
podrán superar el nivel de intensidad y verdad conseguidos. Rambert ha creado
con Hermanas un vehículo de
lucimiento perfecto para dos actrices versátiles y comprometidas, dentro de una
historia desgarradora, conmovedora y profundamente humana.
Sergio Velarde
28 de julio de 2022
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