Tres hermanos en pugna virtual
Resulta curioso cómo los espectáculos virtuales (me resisto
aún a llamarlos teatro) alcanzaron un
apogeo descomunal, especialmente en cantidad antes que calidad, desde que
cerraran las salas presenciales a inicios de la pandemia hasta mediados del año
pasado, cuando se reabrieron los teatros; y actualmente, se encuentran sorpresivamente
desaparecidos de la cartelera. Este auge y caída de las puestas en línea bien merecería
alguna investigación seria en el futuro. En todo caso, Katartika Compañía
Escénica se despide oficialmente de este tipo de creaciones, justamente con el
estreno virtual de Despedida en tres
partes, escrita y dirigida por Joaquín Usseglio.
Habiendo recuperado hace algunos meses el placer de asistir nuevamente
al Teatro (el presencial, se
entiende), este tipo de propuestas escénicas muestra ahora en mayor medida sus debilidades
y fortalezas. La más grave sea acaso la de salir perdiendo irremediablemente
frente a historias escenificadas en vivo y en directo, con actores y espectadores
en verdadero convivio, y en donde
toda la concentración de estos últimos se encuentra enfocada en el escenario.
No obstante, también es cierto que sí que es posible lograr la atención del
público a través de la pantalla, con historias interesantes e interpretadas correctamente
en tiempo real. La pieza de Usseglio consigue este último acierto en gran
medida.
Muy bien las actuaciones de Carolina Rodríguez, Miguel
Soriano y José Miguel Herrera como tres hermanos muy diferentes entre sí, quienes
ante el fallecimiento de un familiar deciden comunicarse por Zoom y así coordinar
su reencuentro para la despedida final. Como era de esperarse, los asuntos no
resueltos entre los tres crearán algunos conflictos, que ciertamente calan en
el espectador virtual gracias a una correcta interpretación en conjunto. Las escenas
en vivo se intercalan con secuencias pregrabadas impecablemente filmadas. Con
algunos minutos de duración de más, Despedida
en tres partes es una más que digna despedida del colectivo Katartika del
mundo virtual y que de cierta manera representa también el final de esta etapa
de experimentación obligada, por parte de muchos artistas escénicos en tiempos
pandémicos, que encontraron en línea la oportunidad de seguir creando y
contando historias para los espectadores.
Sergio Velarde
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