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jueves, 20 de enero de 2022

Crítica: EL MÁS HERMOSO Y EL MÁS TRISTE PAISAJE DEL MUNDO


La magia de los títeres y Antoine De Saint-Exupéry

Desde 1999, el colectivo Tárbol Teatro de Títeres (homenajeado en la última premiación de Oficio Crítico) viene desarrollando una impecable y atractiva exploración escénica, utilizando los títeres como medio inmejorable para narrar historias de todo calibre. Dirigido por las manos expertas de María Laura Vélez y Martín Molina, Tárbol ha viajado por todo el mundo presentando espectáculos y cosechando aplausos. En octubre del año pasado, luego del receso pandémico en el que recurrieron al formato virtual para continuar su labor artística, los artistas estuvieron en la Alianza Francesa de Lima con la obra presencial El más hermoso y el más triste paisaje del mundo, con el acompañamiento musical en vivo de la destacada Magali Luque, consiguiendo un virtuosa y sólida puesta en escena para todas las edades, en honor al autor de El Principito.

Vélez, quien se encarga de la dirección y la dramaturgia intertextual, integra hábilmente la verdadera historia de Antoine De Saint-Exupéry con los elementos más reconocibles de El Principito, a través de la historia de un anciano (el mismo escritor francés) que se dispone a narrar los acontecimientos de su obra a un público que parece estar inmerso en asuntos más mundanos. Adaptar la riqueza literaria al escenario teatral nunca será tarea fácil, pero el elenco que integra la misma Vélez, al lado del maestro Molina, Guillermo Orrego y Lucky Benetello, se vale de sus corporalidades, sus voces y una notable manipulación de títeres y otros elementos para abordar los temas clásicos de la fuente literaria (el amor, la soledad, la amistad, la pérdida, el poder), encarnados en la Rosa, la Serpiente, el Rey, El Bebedor, el Hombre de negocios o el Zorro, convertidos en personajes animados de antología.

A pesar del riesgo asumido, con una hora y quince minutos de duración para un espectáculo familiar, Tárbol logra envolver a su público por completo, regalándole secuencias inolvidables llenas de brillo y emoción, en una ejecución escénica reflexiva y llena de humor, en la que toda la familia comprende cómo funciona el mundo real, tan propenso a lo material descuidando la importancia de practicar urgentemente la empatía. Y por supuesto, nos invita a todos como público a (re)visitar la clásica novela corta escrita por De Saint-Exupéry. El más hermoso y el más triste paisaje del mundo, propuesta que ya viene anunciando una merecida reposición, es solo la enésima confirmación del invaluable aporte del colectivo Tárbol al teatro de títeres y al arte peruano en general.

Sergio Velarde

20 de enero de 2022

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