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domingo, 7 de noviembre de 2021

Crítica: TERAPIA DE AMOR INTENSIVA


Gracias parciales

El montaje virtual Terapia de amor intensiva, producido por Encerrados y Cuatro Gatos Producciones, califica como aquel tipo de producciones realmente originales y sencillas, en donde lo más importante es sorprender al público. Los escenarios eran habitaciones y departamentos comunes. En primer lugar, me encantó que las tres obras partan de aspectos tan cotidianos de la vida diaria y lleguen a generar esa minireflexión luego de ver el montaje. Las tres presentaciones giraron sobre las temáticas del compromiso, las inseguridades en la relación de pareja y la convivencia, respectivamente. En segundo lugar, es de resaltar la originalidad de la producción, que se esforzó por presentar algo único para un escenario virtual, que últimamente sufre de una caída en la recepción del público, posiblemente por la apertura progresiva de salas presenciales. El aspecto más importante fue la música de fondo, en donde se notaba la inspiración en las canciones Trátame suavemente, Prófugos y Nada personal de los inmortales Soda Stereo. Es resaltante mencionar que la productora tuvo mucho cuidado en generar un ritmo propio.

Nada, el primer minimontaje de la noche, fue el qua más impactado me dejó, principalmente debido a la forma cómo los actores invertían sus roles, de tal manera que la situación de tensión cambiaba y generaba una atmósfera muy interesante. ¿Cómo convertir una pelea familiar en un escenario teatral? Nada es la respuesta. La actuación de Fernando Pasco fue única, sobre todo cuando reaccionaba de manera violenta. Su presencia escénica es el resultado de muchos años de trabajo.

Trátame suavemente fue el micromontaje menos impactante de la noche. No logré entender del todo cuál era el conflicto entre la pareja representada por los jóvenes actores Edwin Vásquez y Andrea Alvarado. Entendí que era una pareja que atravesaba por momentos difíciles próximos a la separación y una posible tentación a la infidelidad. El personaje de Liz Roggero era intrigante, pues representaba a una mujer que solo el chico podía ver. En general, el montaje dejó una lección sobre la importancia de la verdad, pero no llegó a ser impactante.

Finalmente, Prófugos fue el que me generó mas risas, pues los continuos cambios de humor del personaje de Pierina Parodi fueron únicos. Por otro lado, el papel del joven con alma de adolescente de Nicolás Fantinato me generó mucha empatía. Hubo una escena donde un gato casi termina lastimado que me causó un poco de estrés, pero luego quedó como una anécdota. La historia era irreal, pero simpática.

En general, estas obras escritas por Josema Ruiz fueron originales y divertidas. Perfectos para pasar una noche de diversión, principalmente entre parejas. Igualmente, creo que las historias pudieron ser un poco más complejas, sobre todo Trátame suavemente. Terapia de amor intensiva nos hace reflexionar, en estos tiempos de virtualidad, que incluso el escenario puede no ser prescindible si la historia y la actuación son buenas.

Enrique Pacheco

7 de noviembre de 2021

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