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lunes, 21 de junio de 2021

Crítica: AMÉRICA – UNA FARSA SOCIAL CONFUSA


Un pueblo que aún no ha roto sus cadenas

José Carlos Mariátegui decía que “el artista que no siente las agitaciones, las inquietudes, las ansias de su pueblo y de su época es un artista de sensibilidad mediocre, de comprensión anémica”. En ese sentido, el teatro se convierte en un medio para hablar de nuestro pueblo a individuos de nuestro pueblo. Entonces, el drama se convierte en un espacio de cuestión sobre tu historia, mi historia: nuestra historia, porque la historia de uno es la historia de todos. Este es el caso de la obra América – una farsa social confusa, obra del dramaturgo Alonso La Hoz y producida por Espacio Libre y el Colectivo Autogol. En esta ocasión, la obra fue dirigida por Karlos López Rentería e interpretada por Eliana Fry García – Pacheco, Ilda Polo, Paco Caparó, Jhosep Palomino, Fito Bustamante y el mismo López Rentería.

América – una farsa social confusa se presentó en un formato de audio-ficción a través de la plataforma SoundCloud. Además, estuvo dividida en seis fragmentos, que la compañía enviaba por seis días consecutivos (uno cada día) al espectador a través de su e-mail. De esta manera le brindaba al espectador la libertad de escucharlo las veces que quería y cuando lo deseaba.

La historia estuvo dividida en fragmentos de seis o diez minutos de duración aproximadamente. También el espectador tenía la posibilidad de escuchar los fragmentos anteriores, pero con un tiempo limitado por el vencimiento del link. Esto con la posibilidad de que el público no recuerde algún pasaje de la historia.

América – una farsa social confusa es la historia de dos parejas que están de vacaciones en la playa exclusiva América. Pero la presencia de un revolucionario terrorista girará el destino de sus felices vidas. La obra presenta objetos o situaciones extravagantes como un “vibrador con conexión a Bluetooth” o una playa exclusiva que es tomada por un terrorista. Esto argumenta el título de la obra como farsa. Además, el objetivo es cuestionar la realidad; de ahí que los personajes sean grotescos y caricaturescos.

El audio-ficción invitaba al espectador a imaginarse la atmósfera y personajes en cada situación, pues los efectos de sonido brindaban la impresión de estar en una playa, servirse un vaso con cerveza o escuchar los sonidos de un cuchillo de combate. Sin embargo, la interpretación en general de los actores no brindó la misma impresión en algunos pasajes de la obra. Cada uno accionaba, pero al parecer no era espontáneo, honesto o no terminaba de creer en la identidad de su personaje.  

Por otro lado, la obra no solo es un acierto para esta época, sino para las que se fueron y las que vienen, ya que trata sobre la recuperación de la honra americana, tema que engloba todos los pueblos americanos. Ya, Nino Bravo cantaba lo siguiente:

El perfume de una flor

El ritmo de un tambor

En las praderas

Danzas de guerra y paz

De un pueblo que aún

No ha roto sus cadenas

Quizás ya sea tiempo para romper la ominosa cadena que el americano oprimido arrastró por largo tiempo. Quizás ya sea tiempo de que la conocidísima frase “América para los americanos” lo diga un amerindio con decoro y pundonor. Quizás ya sea tiempo para que el “yana siki” tenga supremacía sobre el “yuraq siki”.

Elio Rodríguez

21 de junio de 2021

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