Distopía necesaria de unas elecciones congresales
El Festival de Artes Escénicas de Lima (FAE Lima), como parte de la edición 2021 -en formato virtual- presentó la creación colectiva 2021: Violeta y los Reptilianos, bajo la dirección conjunta de Ernesto Barraza Eléspuru y Diego Otero Oyague, protagonizada por la actriz Julia Thays. Esta obra cuenta la historia de Violeta Cruz, profesora limeña, que busca cambiar la corrupción normalizada en el país. Se lanzará como candidata al congreso para las elecciones del 2021 a través de sus redes sociales, con la particular promesa de hacer una campaña pública y siempre transmitida a través de su cuenta de Instagram. La candidata se dará cuenta de que es necesario pertenecer a un partido político para oficializar su candidatura. Una vez en campaña, un spot distorsiona la imagen que Violeta deseaba proyectar hacia los ciudadanos, lo que desencadenará que muchas verdades salgan a la luz.
Las elecciones están cada vez más cerca y el panorama no es de los mejores. Ciudadanos y ciudadanas están cansados de un sistema de líderes políticos que no parecen representar realmente a la población. Este es quizá el mejor contexto para el estreno de 2021: Violeta y los Reptilianos. La representación en su totalidad se puede describir como un collage de herramientas audiovisuales que fueron más allá de la obra transmitida en vivo. El desempeño actoral dentro de la obra estuvo trabajado desde estéticas y códigos diferentes, como el teatro de sombras, proyecciones, personajes con tendencia a lo expresionista, entre otros. La creación colectiva logró engranar cada una de dichas herramientas, adaptando la performance a las necesidades momento a momento. En este montaje, Thays logró un trabajo actoral lleno de detalles, incluso en momentos en los que tenía que interactuar con ella misma dentro del montaje.
El trabajo de dirección fue atinado en saber ordenar correctamente el material audiovisual: el ritmo del desarrollo de la obra fue fluido, de modo que tuvo la capacidad de ir envolviendo al público en el mundo tan particular que la obra iba creando. Un aspecto que potenció el desarrollo de este producto virtual fue la creación tan particular de los personajes Pepe Caballero y Hermosa Reyna: estos actantes, con una clara estética con tendencia a lo expresionista, mostraron una progresión de personaje rica en detalles tanto en la caracterización como en el manejo corporal. La idea de lo que significa “reptilianos” dentro de la obra, definitivamente fue proyectada en estos dos personajes desde el principio. Regresando al personaje de Violeta Cruz, es interesante cómo ella, si bien estaba en un código distinto al de los personajes anteriores, logra una transformación a través de la obra a causa de la gran presión política ejercida sobre ella. Esto se refleja en el uso de proyecciones visuales, juegos de sombras y conversaciones con ella misma, las cuales envuelven al espectador en un plano muy íntimo de Violeta.
Esta propuesta ha ido más allá de una representación en vivo. El equipo ha buscado que la historia de Violeta Cruz exista en distintas plataformas, con conversaciones en vivo reales y proyectando la historia del personaje a un antes y un después de lo que se ve en la obra. La articulación de estos recursos permite que quien vea la obra o los perfiles en redes sociales de Violeta Cruz puedan entender su historia de cualquier manera. Esto permite juegos de interpretación de parte del público, incluso crear posibilidades: ¿es real esta candidata?, ¿este partido existe?, entre otras.
Violeta Cruz de verdad quería ayudar al país. Es una líder que realmente buscaba hacer que las cosas sucedan. A través de su historia, hay una invitación a ver que el sistema de elecciones no solo puede fallar por falta de líderes, sino también por la gran importancia de ser parte de una mayoría -un partido- para ser visto como un candidato de verdad. ¿Cuál es el problema entonces? ¿No hay candidatos, o no hay condiciones honestas para que estos puedan ser visibilizados? En el universo de posibilidades que Violeta Cruz tiene para hacer política, la obra propone una elección que -ojalá- pareciera ser la actitud que falta en muchos políticos peruanos: sacrificar un poco de los intereses propios, con el objetivo de trabajar desde y para un sentido de comunidad y nación llena de diversidad. Solo así, reconociendo las diferencias, se podrá construir lo que tanto necesitamos: una identidad comprometida desde y para todos y todas los ciudadanos peruanos.
Stefany Olivos
14 de marzo de 2021
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