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domingo, 6 de septiembre de 2020

Crítica: NACIMIENTO y FRAGMENTOS


Reflexiones desde el absurdo

Mencionábamos en nuestra apreciación de La donante la trascendencia imperecedera del Teatro del Absurdo, que viene apareciendo de manera intermitente en nuestra actual cartelera virtual. Uno de sus más grandes representantes, Samuel Beckett, fue homenajeado por Piso 1 Producciones con la presentación de tres espectáculos dedicados al gran dramaturgo irlandés: Salto en sepia, Nacimiento y Fragmentos. Sus textos, catalogados como pesimistas por algunos, con un filoso sentido del humor, no contienen acciones destacables pero sí un profundo conocimiento de las emociones humanas. Salto en sepia, a cargo del director Oscar Carrillo, fue un efectivo espectáculo y los otros dos mencionados alcanzaron interesantes resultados dentro de sus concepciones originales.

Nacimiento, basado en Fragmento de monólogo, constituyó acaso la apuesta más arriesgada. Su directora Carla Valdivia tuvo no solo que asumir un cambio de actor muy cerca a la fecha de estreno (si tomamos en cuenta la nota de prensa original), sino que el material con el que contó sea acaso uno de los más complejos de escenificar. Tanto en presencial como en virtual. Durante una lluviosa noche, un hombre reflexiona sobre la vida de otro hombre (pero que bien puede ser la suya propia), en medio de sombras, destellos de luz y mucha soledad. La puesta de Valdivia privilegió los tonos sombríos para crear la atmósfera adecuada para el trabajo de un inspirado Yamil Sacín, quien a pesar de lucir demasiado joven para el papel asignado, consiguió momentos genuinamente conmovedores.

Por otro lado, la mayor fortaleza de Fragmentos fue el trabajo en equipo de la pareja de actores protagonista, que interpretaron a dos solitarios mendigos, uno lisiado y el otro ciego, que conversan en una solitaria calle. Pietro Sibille ya nos tiene acostumbrados a sus exigentes y cuidados trabajos de caracterización, pero fue Carlos Casella quien sorprendió con un acabadísimo retrato de miseria y melancolía. La acertada dirección de Manuel Baca Solsol aprovechó al máximo a sus intérpretes, quienes de manera convincente nos entregaron esta oscura historia de supervivencia en un mundo cada vez más hostil para aquellos que se nieguen a vivir de acuerdo a sus reglas. Este ciclo de Piso 1 Producciones fue un oportuno homenaje a Beckett y a un estilo de teatro que nos permite encontrar grandes verdades dentro de lo más absurdo de las situaciones.

Sergio Velarde

6 de setiembre de 2020

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