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jueves, 19 de marzo de 2020

Entrevista: GABRIEL GIL


“Un buen actor debe aprender técnicas y teorías académicas del Teatro”

La última apuesta del Club de Teatro en el 2019 fue la de reestrenar, con nuevos actores, tramas y bríos, su éxito Kapital (2014), pero rebautizada como Kapital 2 (y meses más tarde, como Kapital 2,5). Una de las secuencias presentadas llamó mucho la atención y su coprotagonista, el joven actor Gabriel Gil, recibió su primera nominación a mejor actor de reparto en Comedia, ganando el premio del público en la encuesta propuesta por Oficio Crítico. “Desde los tres años, mi mamá (la notable actriz Sylvia Majo) me llevaba a ver obras de teatro, a sus ensayos, que a veces eran en mi casa, y a todas las obras de teatro de títeres de “La Pájara Gorda” de mi tío Ángel Calvo, donde ella trabajaba,” confiesa Gabriel, sobre su acaso inevitable participación dentro de la comunidad teatral. “A esa edad me empezó a inscribir en varios talleres relacionados al arte escénico en La Tarumba, Diez Talentos, Pataclaun, KETÓ, Club de Teatro de Lima, entre otros, donde aprendía Clown, Impro, Circo, Teatro, Violín y Kung Fu; todo ello lo viví y estudié junto con mi hermano Rubén; sin embargo él estudió Ciencias de la Computación y actualmente Historia, por lo tanto, creo que no necesariamente estábamos predestinados”. Además, Gabriel revela que desde los tres años quería ser astronauta, porque su madre le hizo un disfraz de Neil Armstrong; y años más tarde, policía. “Desde los once años me gustaba crear nuevos platos de comida, por ello mi segunda vocación era ser chef; entonces desde los doce, mi relación con las Artes Escénicas, el Teatro y el Kung Fu se hizo más fuerte, ya que llevé un curso de Teatro en el colegio y entré a una escuela de Kung Fu tradicional hasta hoy”.

Maestros y experiencias

“Todos mis profesores me han enseñado algo, por lo que mencionar a todos sería mucho,” comenta Gabriel. "Sin embargo, quiero mencionar a mi profesor Jorge Tejeda del colegio, porque gracias a él decidí adentrarme en el teatro.” Agradece además a todos los profesores de los talleres cortos de artes escénicas y audiovisuales, por hacerle ver que hay mucho por aprender y por abrirle la puerta al conocimiento. “Rescato de mis profesores del Club de Teatro de Lima, el que me enseñaran a jugar, a que el teatro es divertido y a confiar en que hacer el ridículo es parte importante del mismo; gracias ellos me enamoré del teatro.” Por otro lado, en la PUCP, los profesores de Gabriel le enseñaron que el teatro es una disciplina académica, a investigar, a leer, a disciplinarle, a revisar las fuentes válidas de donde viene la información y a ver el teatro desde la perspectiva de la investigación científica.

En Yuyachkani, los maestros de Gabriel lo motivaron a apreciar el teatro peruano, a utilizar sus propias vivencias para la creación. “Me mostraron que hay teatro en nuestro país al que no le decimos teatro,” refiere. “Que hay mucho arte escénico en el Perú que no sabemos que es arte, como las danzas y rituales folklóricos, el arte callejero, entre otros.” Del gran teórico de la técnica interpretativa y maestro de actores Jorge Eines entendió que se puede ser libre en el teatro, a que nadie tiene por qué quitar el derecho a la libertad, a ocuparse de la creación y no a demostrar lo que se sabe, a que el actor siempre está en proceso, a que el ensayo está hecho para equivocarse y que el proceso creativo demora lo que tenga que demorar y a que no hay que preocuparse de lo expresivo antes de tiempo. “Finalmente, La Compañía de Teatro Físico me incentiva a crear, a encontrar nuevos lenguajes en el teatro, a equivocarme y sorprenderme de la creación, a que el error es maravilloso, a que hay que disfrutar el proceso de creación, a que hay que ser disciplinado e indisciplinado, a encontrar el equilibrio y el desequilibrio, y la economía del movimiento y del teatro.”

Gabriel debuta profesionalmente en la actuación teatral en la obra El acto (2016), escrita por Juan Carlos Valdez y dirigida por Joseph Palomino, al lado de ex alumnos y profesores del Club de Teatro. “He escrito también algunos monólogos para creaciones colectivas en Proyecto Mercados, Kapital 2 y 2.5, La Pelea del Siglo, entre otras; y actualmente estoy conociendo el mundo de la danza por algunos proyectos que estoy haciendo y practico Kung Fu." Gabriel considera que un buen actor de teatro debe tener tres condiciones básicas: “La primera, aprender técnicas y teorías académicas del Teatro; la segunda, ensayar: equivocarse y retroalimentarse trabajando en equipo; y la tercera, comunicar al espectador que para mí significa tratar que el público viva la experiencia y reflexione.” Por otro lado, un buen director de teatro debería otorgar libertad al actor, incentivándolo a crear sin miedo al error, porque la equivocación es la causa principal de la creación; además de dar la debida importancia al proceso de creación: escuchando, respetando, acompañando, guiando, facilitando y creando. “Por último, tener claro y ser consciente de lo que quiere y hace en la obra, en base a técnicas y teorías académicas del Teatro.”

Proyectos en la Kapital

Los que vieron Kapital 2 y 2,5 en el Club de Teatro, no podrán negar que fue una atípica experiencia teatral. “Hubo mucha interacción con el público, me recordó que eso es lo que caracteriza al teatro,” comenta Gabriel. “Que lo que digo y hago sale de lo que me da el espectador, me di cuenta que no todo lo que da risa y no todo lo que hace llorar es buen teatro.” Con respecto al director Paco Caparó, afirma que le dio libertad a todo el elenco para crear escenas e incentivó a que todos ayuden en todo. “Además, me gustó ver a Zarela (secretaria del Club) y a varios de mis profesores después de tiempo; tuve que leer bastante sobre política para crear varias versiones de monólogos que fueron cambiando por nuestra coyuntura política, basados en discursos de políticos corruptos, criticando su efecto en la sociedad; para hacer crecer mi trabajo, por las madrugadas solía ensayar solo en mi casa.”

“Creo que el talento se hace”, afirma Gabriel. “No creo en el talento como un don que aparece de repente en tu cuerpo por algo sobrenatural, sí creo en la capacidad innata de comprender algo, eso que todas las personas tienen a su medida, por lo tanto se debe desarrollar a través del esfuerzo y el aprendizaje.” Agrega que le parece imposible nacer sabiendo teatro. “Si fuera posible, significaría que has estado educándote antes de existir, hasta los genios, que son muy pocos, tienen que haber visto, hecho o leído algo para adquirir conocimiento, porque solos, sin aprender, no podrían hacer nada.”

Con respecto al esquivo público que le rehúye a todas las salas teatrales, sin excepción, Gabriel opina que “una solución a largo plazo sería introducir el teatro a todos los currículos escolares, superiores y universitarios; a corto plazo, dar todo nuestro apoyo a la producción.” Para él, lo importante es que las personas vean teatro. “Entonces, el teatro que hacemos es el que tiene que ir al público, llevándolo hacia espacios abiertos, como la calle, para hacer nacer la atracción por el teatro; una solución idealista es que el Estado subvencione al teatro, ese es mi sueño.”

Gabriel estará muy activo con diferentes proyectos para este 2020. “Estaré en El Enemigo, obra de teatro escrita por Daniel Subauste y dirigida por Fernando Castro; y en Arritmia, proyecto audiovisual de danza, dirigido por Rodrigo Santillana y José Pecho.” También estará en la pantalla grande, con su participación en Carta Roja, largometraje escrito y dirigido por Juan Carlos Oganes. “Además, en dos montajes; uno, de la Compañía de Teatro Físico, dirigida por Fernando Castro y Diego Sakuray; y otro, mi montaje final del curso de actuación de la Facultad de Artes Escénicas de la PUCP”, concluye.

Sergio Velarde
19 de marzo de 2020

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