“Un buen actor debe aprender técnicas y teorías académicas
del Teatro”
La última apuesta del Club de Teatro en el 2019 fue la de
reestrenar, con nuevos actores, tramas y bríos, su éxito Kapital (2014), pero
rebautizada como Kapital 2 (y meses más tarde, como Kapital 2,5). Una de las
secuencias presentadas llamó mucho la atención y su coprotagonista, el joven
actor Gabriel Gil, recibió su primera nominación a mejor actor de reparto en
Comedia, ganando el premio del público en la encuesta propuesta por Oficio Crítico. “Desde los tres años, mi mamá (la
notable actriz Sylvia Majo) me llevaba a ver obras de teatro, a sus ensayos,
que a veces eran en mi casa, y a todas las obras de teatro de títeres de “La
Pájara Gorda” de mi tío Ángel Calvo, donde ella trabajaba,” confiesa Gabriel,
sobre su acaso inevitable participación dentro de la comunidad teatral. “A esa
edad me empezó a inscribir en varios talleres relacionados al arte escénico en
La Tarumba, Diez Talentos, Pataclaun, KETÓ, Club de Teatro de Lima, entre
otros, donde aprendía Clown, Impro, Circo, Teatro, Violín y Kung Fu; todo ello
lo viví y estudié junto con mi hermano Rubén; sin embargo él estudió Ciencias
de la Computación y actualmente Historia, por lo tanto, creo que no
necesariamente estábamos predestinados”. Además, Gabriel revela que desde los
tres años quería ser astronauta, porque su madre le hizo un disfraz de Neil
Armstrong; y años más tarde, policía. “Desde los once años me gustaba crear
nuevos platos de comida, por ello mi segunda vocación era ser chef; entonces
desde los doce, mi relación con las Artes Escénicas, el Teatro y el Kung Fu se
hizo más fuerte, ya que llevé un curso de Teatro en el colegio y entré a una
escuela de Kung Fu tradicional hasta hoy”.
Maestros y experiencias
“Todos mis profesores me han enseñado algo, por lo que
mencionar a todos sería mucho,” comenta Gabriel. "Sin embargo, quiero
mencionar a mi profesor Jorge Tejeda del colegio, porque gracias a él decidí
adentrarme en el teatro.” Agradece además a todos los profesores de los talleres
cortos de artes escénicas y audiovisuales, por hacerle ver que hay mucho por
aprender y por abrirle la puerta al conocimiento. “Rescato de mis profesores
del Club de Teatro de Lima, el que me enseñaran a jugar, a que el teatro es
divertido y a confiar en que hacer el ridículo es parte importante del mismo; gracias
ellos me enamoré del teatro.” Por otro lado, en la PUCP, los profesores de
Gabriel le enseñaron que el teatro es una disciplina académica, a investigar, a
leer, a disciplinarle, a revisar las fuentes válidas de donde viene la
información y a ver el teatro desde la perspectiva de la investigación
científica.
En Yuyachkani, los maestros de Gabriel lo motivaron a
apreciar el teatro peruano, a utilizar sus propias vivencias para la creación. “Me
mostraron que hay teatro en nuestro país al que no le decimos teatro,” refiere.
“Que hay mucho arte escénico en el Perú que no sabemos que es arte, como las
danzas y rituales folklóricos, el arte callejero, entre otros.” Del gran teórico
de la técnica interpretativa y maestro de actores Jorge Eines entendió que se puede
ser libre en el teatro, a que nadie tiene por qué quitar el derecho a la
libertad, a ocuparse de la creación y no a demostrar lo que se sabe, a que el
actor siempre está en proceso, a que el ensayo está hecho para equivocarse y
que el proceso creativo demora lo que tenga que demorar y a que no hay que
preocuparse de lo expresivo antes de tiempo. “Finalmente, La Compañía de Teatro
Físico me incentiva a crear, a encontrar nuevos lenguajes en el teatro, a
equivocarme y sorprenderme de la creación, a que el error es maravilloso, a que
hay que disfrutar el proceso de creación, a que hay que ser disciplinado e
indisciplinado, a encontrar el equilibrio y el desequilibrio, y la economía del
movimiento y del teatro.”
Gabriel debuta profesionalmente en la actuación teatral en
la obra El acto (2016), escrita por Juan Carlos Valdez y dirigida por Joseph
Palomino, al lado de ex alumnos y profesores del Club de Teatro. “He escrito también
algunos monólogos para creaciones colectivas en Proyecto Mercados, Kapital 2 y
2.5, La Pelea del Siglo, entre otras; y actualmente estoy conociendo el mundo
de la danza por algunos proyectos que estoy haciendo y practico Kung Fu." Gabriel considera que un buen actor de teatro debe tener tres condiciones
básicas: “La primera, aprender técnicas y teorías académicas del Teatro; la
segunda, ensayar: equivocarse y retroalimentarse trabajando en equipo; y la
tercera, comunicar al espectador que para mí significa tratar que el público
viva la experiencia y reflexione.” Por otro lado, un buen director de teatro
debería otorgar libertad al actor, incentivándolo a crear sin miedo al error,
porque la equivocación es la causa principal de la creación; además de dar la
debida importancia al proceso de creación: escuchando, respetando, acompañando,
guiando, facilitando y creando. “Por último, tener claro y ser consciente de lo
que quiere y hace en la obra, en base a técnicas y teorías académicas del
Teatro.”
Proyectos en la Kapital
Los que vieron Kapital 2 y 2,5 en el Club de Teatro, no
podrán negar que fue una atípica experiencia teatral. “Hubo mucha interacción
con el público, me recordó que eso es lo que caracteriza al teatro,” comenta
Gabriel. “Que lo que digo y hago sale de lo que me da el espectador, me di
cuenta que no todo lo que da risa y no todo lo que hace llorar es buen teatro.”
Con respecto al director Paco Caparó, afirma que le dio libertad a todo el
elenco para crear escenas e incentivó a que todos ayuden en todo. “Además, me
gustó ver a Zarela (secretaria del Club) y a varios de mis profesores después
de tiempo; tuve que leer bastante sobre política para crear varias versiones de
monólogos que fueron cambiando por nuestra coyuntura política, basados en
discursos de políticos corruptos, criticando su efecto en la sociedad; para
hacer crecer mi trabajo, por las madrugadas solía ensayar solo en mi casa.”
“Creo que el talento se hace”, afirma Gabriel. “No creo en
el talento como un don que aparece de repente en tu cuerpo por algo
sobrenatural, sí creo en la capacidad innata de comprender algo, eso que todas
las personas tienen a su medida, por lo tanto se debe desarrollar a través del
esfuerzo y el aprendizaje.” Agrega que le parece imposible nacer sabiendo
teatro. “Si fuera posible, significaría que has estado educándote antes de
existir, hasta los genios, que son muy pocos, tienen que haber visto, hecho o
leído algo para adquirir conocimiento, porque solos, sin aprender, no podrían
hacer nada.”
Con respecto al esquivo público que le rehúye a todas las
salas teatrales, sin excepción, Gabriel opina que “una solución a largo plazo sería
introducir el teatro a todos los currículos escolares, superiores y
universitarios; a corto plazo, dar todo nuestro apoyo a la producción.” Para él,
lo importante es que las personas vean teatro. “Entonces, el teatro que hacemos
es el que tiene que ir al público, llevándolo hacia espacios abiertos, como la
calle, para hacer nacer la atracción por el teatro; una solución idealista es
que el Estado subvencione al teatro, ese es mi sueño.”
Gabriel estará muy activo con diferentes proyectos para este
2020. “Estaré en El Enemigo, obra de teatro escrita por Daniel Subauste y
dirigida por Fernando Castro; y en Arritmia, proyecto audiovisual de danza,
dirigido por Rodrigo Santillana y José Pecho.” También estará en la pantalla
grande, con su participación en Carta Roja, largometraje escrito y dirigido por
Juan Carlos Oganes. “Además, en dos montajes; uno, de la Compañía de Teatro
Físico, dirigida por Fernando Castro y Diego Sakuray; y otro, mi montaje final
del curso de actuación de la Facultad de Artes Escénicas de la PUCP”, concluye.
Sergio Velarde
19 de marzo de 2020
Excelente entrevista.
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