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jueves, 20 de febrero de 2020

Entrevista: ALEJANDRA VIEIRA ALIAGA

“La obra tiene que capturar a la persona, la  gente tiene que estar atenta al viaje que hacen los personajes” 

Una de los montajes más conmovedores del año pasado fue, sin duda, Este lugar no existe (2019), puesta en escena escrita y dirigida por la joven Alejandra Vieira, quien ganó el premio del público en la encuesta propuesta por Oficio Crítico como el mejor trabajo de dirección en la categoría Drama. “No tengo familia que se dedica el teatro; mi padre es economista y mamá, contadora; pero me di cuenta que me gustaba mucho escribir cuando estaba en el colegio,” asegura Alejandra. “No estaba segura qué estudiar, porque veía carreras de Literatura, pero tenían en su currícula Historia de la Literatura, cursos de Lingüística, y yo lo que quería era escribir historias.” Finalmente, se decidió por Comunicaciones, no solo porque su hermano es comunicador, sino porque descubrió que en esa carrera en la PUCP había la especialidad de Artes Escénicas. “Y había Dramaturgia y en esos cursos, sí te enseñan cómo escribir obras de teatro; y eso es lo que más se acercaba a lo que yo quiero hacer.” 

Escribiendo desde pequeña

“En el colegio no había teatro, pero al año hacíamos una asamblea, en donde cada grado hacía presentaciones artísticas de baile, de danza, actuaciones en inglés,” recuerda Alejandra. “Y era bacán, porque tenía que encontrar un solo argumento a todos los números; entonces, me acuerdo que en Cuarto y Quinto de Secundaria, yo me encargaba de encontrar el hilo dramático que incluya a todo; por ahí empezó el bichito de escribir, era divertido.” Además, Alejandra escribía poesía, ganando un par de premios en su colegio. “Luego en Secundaria, se me dio por escribir una historia en mi cuaderno del colegio y mis amigas lo leían, luego me lo devolvían porque tenía que seguir avanzando y seguir la historia, cada historia era como un capítulo nuevo.”

Su pasión por escribir es que la lleva hasta la universidad Católica y decidirse por la carrera de Artes Escénicas. “Fue todo un riesgo, me preguntaba de qué voy a vivir, pero como estaba dentro de Comunicaciones, dentro de la universidad, como que me sentí más tranquila,” menciona Alejandra. “Cuando fui a inscribirme, después que ya había ingresado, estaba entre Comunicación para el Desarrollo y Artes Escénicas; la chica que inscribe me dice que ante la duda, elija Artes Escénicas, ya que si me desanimaba, siempre podía cambiarme de especialidad; me quedé en Artes Escénicas y ya no volví a salir.” Alejandra tuvo excelentes profesores en la universidad; sin embargo, prefiere mantenerse alejada de la actuación, por los nervios de ser observada, motivo por el cual respeta y admira mucho a los actores. “Maestros que me marcaron han sido Teresa Rally, de Yuyachkani, a quien le tengo mucha admiración y cariño, por más que yo haga un teatro un poco más de texto, me ha inspirado mucho el tipo de teatro que ellos hacen, es verdaderamente un teatro que considero pertinente, necesario y siento que le da una razón al teatro para existir.” Afirma Alejandra que esa es la línea que quiere seguir ante su necesidad por escribir; es decir, de hablar de temas que considera importantes. “También tendría que mencionar a Alonso Alegría, mi primer profesor de Dramaturgia en la universidad, que me enseñó la base, las reglas que uno va a romper al hacer un teatro más contemporáneo, menos narrativo y alejado de la estructura clásica.”

Inicios en la Dirección y Dramaturgia


Una de las anécdotas que Alejandra recuerda durante su aprendizaje como directora le ocurrió con su profesor, el notable Alfonso Santistevan. “En mi curso dirección me pasó algo terrible,” comenta. “Mi actriz se lesionó en un ensayo, teníamos la obra casi lista para la muestra y faltaban tres semanas para la final; cuando retomamos, el doctor le había dicho que no podía seguir, que tenía que descansar de todas maneras; yo tuve que tomar una decisión, le pedí al actor que me dé todo su tiempo disponible, pero ya no podía darme más del que ya había pactado; entonces empecé a entrar en pánico.” Alejandra le escribe a Santistevan, desesperada, para preguntarle qué debía hacer. “Recuerdo clarísimo que Alfonso me dijo que ‘así es el teatro, te espero tal fecha para tu examen’, yo tenía que asumir la responsabilidad y fue una gran lección para mí, que sentía que se me acababa el mundo, no pude comer toda esa semana, pero era el momento de enfrentar a ese tipo de situaciones.” Alejandra tuvo que contratar actores nuevos y se puso a ensayar toda la semana. “Por eso les tengo mucho cariño a María del Carmen Sirvas y a Esteban Phillips; ellos fueron mis actores, además como ellos son pareja están juntos todo el tiempo y se aprendieron el texto y bueno, presenté el trabajo final.” Santistevan felicitó a Alejandra por su trabajo final y le dijo que sí la percibió derrotada en ese momento, pero que sinceramente como profesor, tenía que dejar que ella se enfrente a situaciones reales. “No le puedes pedir perdón al público, si pasa un inconveniente; pero al final, el trabajo había sido muy bueno y me quedo siempre con esa lección de por vida; fue una buena anécdota de la universidad.”


El hecho de dirigir su propio texto le ha brindado a Alejandra ciertas ventajas. “Me he podido dar la licencia de quitar en el proceso algo que no me parece o agregar si siento que falta,” reconoce. “Sin embargo, cuando dirijo textos de otras personas, yo que también soy dramaturga, no quisiera que me cambien lo que escrito.” Participando del Programa de Dirección en Aranwa, tuvo que reducir la duración de su puesta Tu ternura molotov de Gustavo Ott, por el límite de tiempo que le exigía el espacio, y cuando dirigió el texto de una compañera y había una línea que decía un personaje que no le parecía, permitió que sus actores dejaran fluir dicha escena a ver qué pasaba  y salía bien, entonces quedaba. “Creo que si alguien más dirigiera mi texto, sí estaría dispuesta a dejar esa libertad, pero tampoco van a cambiar mi historia; creo que hay que dejar ir la obra, compartirla, no solo es de quien la escribe.” Por supuesto que a Alejandra le encantaría recibir un pase de cortesía para el estreno de su propia obra y además, no le molestaría asistir a un ensayo previo si el equipo desea recibir algún apunte u opinión de su parte. “Tampoco me gustaría llegar al estreno y ver que han hecho una creación colectiva a partir del texto, porque en ese eso debería consignarse en el afiche y publicidad de la obra.”

Talento de directora

Para Alejandra, existen características básicas que debe de tener un director teatral. “Desde este humilde lugar y en mi corta experiencia,” comienza. “Creo que debe tener mucha escucha, porque a veces como director puedes tener muchas ideas preconcebidas o como que tú quieres que así sea, pero estás acompañado de un equipo, de gente muy inteligente también y que también puede aportar cosas.” La humildad sería evidentemente uno de estos requisitos, como consecuencia lógica de lo anterior. “Por último, también (piensa un poco) debe hacer su tarea, no tanto llegar con algo preparado, pero sí con un texto, con una canción; en un proceso de dirección, tienes la obra en tu cabeza todo el tiempo y por más que el director está haciendo otra cosa, la obra está en el fondo, justamente como música de fondo, corriendo en tus pensamientos y creo que hay que ser receptivo a que en cualquier momento del día, en la oficina, conversando con mi jefa y un montón de cosas, de pronto por alguna conexión se me ocurre una idea; entonces se anota y se lleva al ensayo.” Alejandra sostiene que no necesariamente en los ensayos se debe hacer lo mismo, ya que con realizar alguna actividad nueva, se puede dar un impulso para despertar algo nuevo.


Sobre la génesis de Este lugar no existe, Alejandra menciona que tenía un par de cosas claras, como el espacio circular del que disponía. “Empezamos a probar con pocos elementos, porque quería hacer viable el montaje a largo plazo; si me ponía muy exquisita y tenía ochenta cosas en escena, para hacer un remontaje iba a ser complejo; además, quería explotar el trabajo de los actores, que ellos sean los que se luzcan en escena.” El énfasis de la puesta estaba entonces centrado en el trabajo en conjunto de los actores Irene Eyzaguirre, Yaremis Rebaza y Santiago Torres. “Se habla también de una situación precaria y me gustaba explorar el universo interno en los personajes, el centro eran ellos.” La obra se estrenó en  la Sala Tovar de Miraflores, para luego ser reestrenada en el Museo de Arte de Lima. “Tenía dos cosas claras: quería que los actores se vean como los personajes reales, quería gente joven, por eso hice casting, y que también fenotípicamente le dieran al personaje.” Alejandra se dedicó mucho tiempo a explorar la obra por varios meses, juntándose un par de veces por semana, para encontrar el lenguaje particular. “No fui con nada preconcebido, quería que se note lo orgánico por parte de Yaremis y Santiago; llevamos el plástico y una sábana, esos fueron los elementos con los que partí.” En los ensayos, se conversaba sobre la obra, sus temas, las noticias, las canciones y sobre los elementos a utilizar, como los zapatos, el lápiz labial, unas botas, periódicos y otros. “Exploramos en el espacio, a ver qué salía; por ejemplo, pasamos la primera escena sin letra, para encontrar un lenguaje propio y luego llegó Irene y ya comenzamos a trabajar más todo el montaje.”


Sobre Eyzaguirre, Alejandra solo tiene elogios para ella. “Es lo máximo de verdad, yo le voy a tener por siempre muchísimo cariño a Irene, porque siento que apostó por el proyecto; a mí, nadie me conoce; los chicos acaban de salir de la universidad; es el primer proyecto de Onírica, colectivo que tengo con Jhoselyn Bernal, asistente de dirección.” El personaje de Eyzaguirre fue escrito por Alejandra teniéndola a ella como imagen perfecta. “Le pregunté, porque no hay peor gestión que la que no se hace; me dijo que estaba con su agenda bastante recargada, pero le encantó la obra y me respondió que quería estar, que iba a ver cómo podía estar; ese día hicimos fiesta con Jhoselyn (ríe).” Eyzaguirre, tal como lo menciona Alejandra, se mostró humilde, muy entregada y muy entusiasta con el proyecto. “Me sorprendo, porque ella tiene una larga carrera y aparte está en los teatros más grandes, más profesionales, con gente súper experimentada y de renombre; nunca me ha hecho ningún problema en escena, es muy profesional y siempre daba ideas de cómo traer más público a vernos.”

El ambiente creativo y el público en sala

“El espacio de creación es muy complejo, porque trabajamos con el cuerpo, con las emociones, es un espacio altamente riesgoso para que se puedan dar cierto tipo de situaciones,” sostiene Alejandra sobre los abusos cometidos por algunos directores malintencionados. “Creo que el límite puede parecer difuminado, pero en realidad es muy claro: en el momento en el que tú empiezas a incomodar a otra persona, ya cruzaste el límite.” Todo lo que se tiene que hacer en el teatro, debe por fuerza ser consensuado. “Todos hacemos esto, porque nos hace sentir bien, nadie hace teatro porque le parezca horrible.” El trabajo puede ser arduo, pero el cansancio generado debe producir placer y satisfacción. “Si se empieza a convertir en algo tormentoso, porque tú no te estás sintiendo cómodo, es el simple hecho de tener esa sensación de sobresalto y ni siquiera pensar en tu espacio de creación, entonces ya estás en una situación que no debería ser.”


Alejandra considera además, que todos los teatristas debemos ser conscientes de esta situación y sobre todo, los directores, porque hay una relación de poder y se debe cuidar a los actores y actrices, para no sorprenderlos. “Siempre se debe preguntar, siempre pedir permiso, porque al final, yo no creo que una cosa que un director quiera hacer por sorpresa porque sea más orgánico; no sé cuál va a ser la gran diferencia, si lo pregunta primero, si lo conversa, porque de otra manera, te arriesgas a vulnerar al actor y yo creo que hay que evitar este tipo de riesgo.” El ser cuidadoso debe ser obligatorio para todos los procesos de dirección. “Los temas de hostigamiento y acoso sexual deben ser condenados por todos.” 

Con respecto al público, Alejandra afirma que también es un asunto muy complejo. “Creo que al final, nuestro empuje ha sido que la gente que iba a ver la obra salía muy conmovida, la gente quería hablar con nosotros directamente, felicitarnos y sobre todo, nos decían: ‘Oye, me has hecho pensar en tantas cosas’; entonces sientes que vale lo que estás haciendo.” Pero, ¿cómo llevar más gente al teatro? “No lo sé, no creo necesariamente que le tienes que dar a la gente lo que quiere; de repente, que la gente quiera reírse es un prejuicio, pero sí creo que el público merece ser entretenido.” Por entretenimiento, Alejandra no se refiere necesariamente a una comedia, sino a una obra que mantenga atento y conectado a la persona, para que quiera saber lo que va a pasar después. “Porque la obra tiene que capturar a la persona, la gente tiene que estar atenta al viaje que hacen los personajes y tienes que dejar una idea en la cabeza, no creo que tengas que dejar un gran mensaje o uno muy profundo.”  

Alejandra asegura que no existe una cultura de ir al teatro en nuestro medio. “La gente sí va mucho al cine, entonces no es que no le guste ver historias; hay algo ahí que de repente no estamos viendo: el nivel de difusión, cómo capturamos ese público, creo que también hay teatros más grandes que están tratando de llegar a más público, sería muy interesante que el esfuerzo fuera en conjunto y que se compartan estrategias, porque no estamos compitiendo entre nosotros.” Alejandra tiene una idea muy interesante para generar espectadores. “Hay una brecha entre el teatro para adultos y para niños; la gente lleva a los niños al teatro, pero cuando se tiene 13 o 15 años, cuando ya eres dueño de tu tiempo y tu dinero, ya no vas al teatro, sino al cine, porque el teatro o es para niños o es para adultos." Alejandra propone justamente que tendría que haber teatro para adolescentes, para mantener así a los espectadores que se empiezan a formar y no perderlos en ese camino.

Este lugar no existe, escrita y dirigida por Alejandra Vieira y ganadora del Concurso Nacional “Nueva Dramaturgia Peruana 2017” del Ministerio de Cultura será repuesta el 9 y 10 de marzo, en el marco del FAE de este año. “Estamos viendo la forma de mover la obra por el Perú, porque fue una de las razones por las cuales traté de hacer la obra lo más sencilla físicamente hablando, para poder moverla,” concluye.

Sergio Velarde
19 de febrero de 2020

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