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domingo, 26 de enero de 2020

Crítica: CUENTA CUENTOS


Cuentos en Fantasía

“Kronopios Teatro” está dando lugar a Cuenta cuentos, una obra teatral dirigida a público familiar escrita, dirigida y producida por Carlos Rubín. Este montaje se caracteriza por estar ubicado en Fantasía, un país donde un narrador va compartiendo con el espectador historias y personajes clásicos de los cuentos de hadas. Las situaciones representadas permiten una interacción con el público, volviéndolos parte del transcurso de la obra. El elenco está conformado por los actores Connie Vazques, Arturo Caballero y el mismo Rubín.

La propuesta escénica incluye canciones interpretadas en vivo por los mismos personajes, quienes se encargan de rotar estos mismos durante toda la puesta en escena. Cabe resaltar la versatilidad de Vazques, quien logró una interpretación específica en cada uno de sus papeles. El personaje del Narrador tuvo el rol de unificar distintos aspectos del montaje. En primer lugar, fue quien inauguró la interacción entre el público y la ficción; en segundo lugar, era el encargado de darle secuencialidad al transcurso de historias. Estas funciones fueron entendidas y cumplidas con eficiencia durante el montaje. Sin embargo, se notó un manejo inapropiado de los materiales escenográficos: los actores manipulaban la escenografía a cada rato, acomodándola una y otra vez, como si estos elementos les estorbaran. Se notaba que esta manipulación desconcentraba a los actores, y los sacaba del juego escénico que iban construyendo. Como espectadora, pude notar incomodidad de los actores con los fondos de escena. Si bien se necesita resolver cualquier tipo de eventualidad, esto se debe hacer respetando la convención y los personajes construidos.

Al ser una obra con dos actores en escena, la necesidad de rotar personajes significa el cambio constante de vestuario y elementos de caracterización. Es en este aspecto donde hubo un manejo poco prolijo por parte de los actores. Las pelucas que usaban en muchos casos estaban mal puestas, haciendo evidente que los cambios de ropa estuvieron hechos de manera apurada. Algunas veces se podía notar el cabello de la actriz suelto debajo de las pelucas, lo que provocará una ruptura en la percepción de fantasía que el espectador va teniendo de la obra. Si bien puede tratarse de un accidente fortuito, hay que manejar ese tipo de detalles, pues son importantes para lograr la unidad escénica a la que una obra debe llegar al ser representada.

Un aspecto interesante de esta propuesta es que los actores incluyen formas de abordar a públicos de todas las edades. Grandes y chicos tuvieron siempre una forma de intervención y relación con lo que sucedía en la obra. Con el transcurso de los cuentos, se logra comunicar que lo más importante es lo que todos poseemos en el interior, además de promover la empatía entre grandes y chicos. El mensaje que deja este montaje es removedor tanto para grandes como para pequeños: a pesar de cualquier dificultad, siempre habrá formas de llegar al camino correcto.  

Stefany Olivos
26 de enero de 2020

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