Cuentos en Fantasía
“Kronopios Teatro” está dando lugar a Cuenta cuentos, una obra teatral dirigida a público familiar
escrita, dirigida y producida por Carlos Rubín. Este montaje se caracteriza por
estar ubicado en Fantasía, un país donde un narrador va compartiendo con el
espectador historias y personajes clásicos de los cuentos de hadas. Las
situaciones representadas permiten una interacción con el público, volviéndolos
parte del transcurso de la obra. El elenco está conformado por los actores
Connie Vazques, Arturo Caballero y el mismo Rubín.
La propuesta escénica incluye canciones interpretadas en
vivo por los mismos personajes, quienes se encargan de rotar estos mismos
durante toda la puesta en escena. Cabe resaltar la versatilidad de Vazques,
quien logró una interpretación específica en cada uno de sus papeles. El
personaje del Narrador tuvo el rol de unificar distintos aspectos del montaje.
En primer lugar, fue quien inauguró la interacción entre el público y la
ficción; en segundo lugar, era el encargado de darle secuencialidad al
transcurso de historias. Estas funciones fueron entendidas y cumplidas con
eficiencia durante el montaje. Sin embargo, se notó un manejo inapropiado de
los materiales escenográficos: los actores manipulaban la escenografía a cada
rato, acomodándola una y otra vez, como si estos elementos les estorbaran. Se
notaba que esta manipulación desconcentraba a los actores, y los sacaba del
juego escénico que iban construyendo. Como espectadora, pude notar incomodidad
de los actores con los fondos de escena. Si bien se necesita resolver cualquier
tipo de eventualidad, esto se debe hacer respetando la convención y los
personajes construidos.
Al ser una obra con dos actores en escena, la necesidad de
rotar personajes significa el cambio constante de vestuario y elementos de
caracterización. Es en este aspecto donde hubo un manejo poco prolijo por parte
de los actores. Las pelucas que usaban en muchos casos estaban mal puestas,
haciendo evidente que los cambios de ropa estuvieron hechos de manera apurada.
Algunas veces se podía notar el cabello de la actriz suelto debajo de las pelucas,
lo que provocará una ruptura en la percepción de fantasía que el espectador va
teniendo de la obra. Si bien puede tratarse de un accidente fortuito, hay que
manejar ese tipo de detalles, pues son importantes para lograr la unidad
escénica a la que una obra debe llegar al ser representada.
Un aspecto interesante de esta propuesta es que los actores
incluyen formas de abordar a públicos de todas las edades. Grandes y chicos
tuvieron siempre una forma de intervención y relación con lo que sucedía en la
obra. Con el transcurso de los cuentos, se logra comunicar que lo más
importante es lo que todos poseemos en el interior, además de promover la
empatía entre grandes y chicos. El mensaje que deja este montaje es removedor
tanto para grandes como para pequeños: a pesar de cualquier dificultad, siempre
habrá formas de llegar al camino correcto.
Stefany Olivos
26 de enero de 2020
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