Hilarante defensa de nuestra identidad
Acaso la técnica clown sea una de las
herramientas más efectivas con las que cuenta el actor para entretener, pero
también es una de las que lo despoja de aquella “máscara” de protección, indispensable
para muchos, y así enfrentarse a su verdadera personalidad, transitando por el
camino hacia su interior. Reírse de uno mismo, aceptarse tal como se es, con defectos
y virtudes, sabiendo que estos mismos son, finalmente, juicios de valor que
tanto ellos como nosotros hemos llegado a aceptar. El clown debe mostrarse tal
como es, permitiendo al espectador ver su real humanidad y estar evidentemente
conforme y feliz con ello. Justamente, uno de los últimos espectáculos clown
estrenados fue Misky, un muy efectivo unipersonal en el que la actriz y clown
Hilda Tovar hurga en sus propias raíces, sacando varios personajes del sombrero,
tomando como punto de partida nuestro mestizaje del que, increíblemente en
pleno 2019, todavía alguna gente reniega.
Misky (“Dulce” en quechua) es el nombre de
la joven payasa que sale de su barril para narrarnos, a su particular manera,
su “viaje a la semilla” en medio de un set de televisión. Tovar y su novel director,
el muy inspirado actor y clown César García, toman una de las principales taras
de nuestra sociedad, como lo es la discriminación racial, para que sirva como el
disparador de una secuencia de hilarantes rutinas, en las que Tovar se luce
como una de las más divertidas clowns en actividad. Incluso los yerros en
escena, ya sea provocados o espontáneos, son aprovechados por la artista en beneficio
de su espectáculo. Destacan la interacción con el público en los momentos
justos, los distintos bailes típicos con los que matiza sus escenas, y un
sentido homenaje a su “mamicha” Silvia y al irremplazable actor y performer
Alberto Nué.
Con una efectiva producción y puesta en
escena en la Paya Casa de Barranco, Misky cumple largamente con los requisitos
indispensables para calificar como sólido espectáculo clown: divierte sin parar
durante toda su duración y enfrenta a la intérprete con su mundo interior (al
mismo tiempo que al espectador con su realidad), dejando como mensaje la
importancia de saber reconocerse y valorar su propia identidad. Los esfuerzos
de Tovar y García, que mencionan en el programa de mano duraron cerca de nueve
meses, dieron sus muy merecidos frutos y pueden todavía madurar mucho más;
especialmente, en una sociedad como la nuestra, en la que es tan recurrente
subestimar, denigrar y burlarse de nuestras propias raíces. Misky enseña,
entretiene y sorprende, a través de su entrañable ingenuidad y de su férrea valentía
para defender sus orígenes.
Sergio Velarde
6 de diciembre de 2019
Emily Yacarini la mejor actriz!
ResponderEliminarEmily la mejor actriz!
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