El amor todo lo cura
César De María viene desarrollando una muy interesante
producción dramatúrgica, con varios clásicos nacionales en su haber, como ¡A ver, un aplauso! (1989), Escorpiones mirando al cielo (1993) o Dos para el camino (2002). Y en lo concerniente a sus trabajos de teatro para la infancia,
Oficio Crítico alcanzó a ver La pera de oro (2008) y La Chica de la Torre de Marfil (2013), ambas obras con protagonistas femeninas empoderadas, que deben
superar varios retos para alcanzar sus respectivos objetivos, en montajes que
lograron estéticas muy particulares. Justamente, se encuentra en temporada una
reposición bastante tardía de la primera, en el Centro Cultural de la
Universidad del Pacífico, en coproducción con Escena Contemporánea y dirigida
por Nadine Vallejo, co-directora de La reunificación de la dos Coreas (2018), quien
por primera vez se enfrenta a una puesta en escena familiar.
Tal como lo mencionó De María, La pera de oro está basada en
uno de los cuentos que el autor le narraba a su propia hija: una tierna niña
llamada Alicia debe encontrar el remedio que cure la enfermedad que aqueja a su
hermanita Camila, en complicidad con su gato de peluche, de nombre Tembleque. Es
así que encuentran en un libro la solución: conseguir la “pera de oro”, una
fruta que tiene el poder de sanar la enfermedad de la niña. Alicia y su gato emprenden
entonces un viaje en el que se toparán con varios y extravagantes personajes, que
incluyen bibliotecarias, panaderos, gallinas, genios, hadas y brujas, de los
cuales aprenderán grandes lecciones, como la del amor como cura para cualquier
mal. La historia es divertida y dinámica, muy bien ejecutada por el elenco y
con un simpático diseño de arte a cargo de Bea Chung.
Macla Yamada y Miguel Álvarez asumen con entusiasmo y
carisma los roles de Alicia y Tembleque, mientras que Alexandra Graña se
encarga de narrar con mucha simpatía la historia a los pequeños espectadores. Lita
Baluarte y Daniel Cano demuestran su versatilidad encarnando a los diversos
personajes con los que se encuentran la niña y su gato. Las canciones en vivo,
escritas por De María y musicalizadas por Mateo Chiarella, están impecables;
sin embargo, las luces de platea podrían encenderse un poco más para que los
pequeños puedan leer el cancionero que se entrega antes de empezar la función. Esta
nueva versión de La pera de oro no defrauda, gracias al inspirado trabajo de
Vallejo y confirma a De María como uno de nuestros dramaturgos más completos.
Sergio Velarde
26 de octubre de 2019
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