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sábado, 26 de octubre de 2019

Crítica: LA PERA DE ORO


El amor todo lo cura

César De María viene desarrollando una muy interesante producción dramatúrgica, con varios clásicos nacionales en su haber, como ¡A ver, un aplauso! (1989), Escorpiones mirando al cielo (1993) o Dos para el camino (2002). Y en lo concerniente a sus trabajos de teatro para la infancia, Oficio Crítico alcanzó a ver La pera de oro (2008) y La Chica de la Torre de Marfil (2013), ambas obras con protagonistas femeninas empoderadas, que deben superar varios retos para alcanzar sus respectivos objetivos, en montajes que lograron estéticas muy particulares. Justamente, se encuentra en temporada una reposición bastante tardía de la primera, en el Centro Cultural de la Universidad del Pacífico, en coproducción con Escena Contemporánea y dirigida por Nadine Vallejo, co-directora de La reunificación de la dos Coreas (2018), quien por primera vez se enfrenta a una puesta en escena familiar.

Tal como lo mencionó De María, La pera de oro está basada en uno de los cuentos que el autor le narraba a su propia hija: una tierna niña llamada Alicia debe encontrar el remedio que cure la enfermedad que aqueja a su hermanita Camila, en complicidad con su gato de peluche, de nombre Tembleque. Es así que encuentran en un libro la solución: conseguir la “pera de oro”, una fruta que tiene el poder de sanar la enfermedad de la niña. Alicia y su gato emprenden entonces un viaje en el que se toparán con varios y extravagantes personajes, que incluyen bibliotecarias, panaderos, gallinas, genios, hadas y brujas, de los cuales aprenderán grandes lecciones, como la del amor como cura para cualquier mal. La historia es divertida y dinámica, muy bien ejecutada por el elenco y con un simpático diseño de arte a cargo de Bea Chung.

Macla Yamada y Miguel Álvarez asumen con entusiasmo y carisma los roles de Alicia y Tembleque, mientras que Alexandra Graña se encarga de narrar con mucha simpatía la historia a los pequeños espectadores. Lita Baluarte y Daniel Cano demuestran su versatilidad encarnando a los diversos personajes con los que se encuentran la niña y su gato. Las canciones en vivo, escritas por De María y musicalizadas por Mateo Chiarella, están impecables; sin embargo, las luces de platea podrían encenderse un poco más para que los pequeños puedan leer el cancionero que se entrega antes de empezar la función. Esta nueva versión de La pera de oro no defrauda, gracias al inspirado trabajo de Vallejo y confirma a De María como uno de nuestros dramaturgos más completos.

Sergio Velarde
26 de octubre de 2019

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