Aventuras y enseñanzas en el mar
Por una breve temporada, volvió a escena el
Proyecto Ganador de Estímulos Económicos para la Cultura 2018: “Títeres de la
Mar Brava”, que el año pasado obtuvo este reconocimiento por parte del
Ministerio de Cultura.
Esta obra familiar es una creación
colectiva a cargo del músico Rafo Ráez y el titiritero José Padilla (‘Pepito
Ron’), quienes unieron sus talentos para darle vida a una historia compuesta
netamente por títeres, hechos a base de papel y cartón, entre los que destacan
diversos animales marinos. El tema central de la puesta gira en torno a nuestro
mar del Callao, específicamente, en la playa Carpayo, donde Miguelito y Sarita,
dos niños que se pasean por el litoral, han escuchado las historias de su
abuelo y de los pescadores chalacos acerca de ‘Amaru’, una serpiente marina que
llega al mar en forma de río. En su intento por descubrir los secretos que
guarda el mar y en compañía de los pelícanos, los pingüinos, las gaviotas, los lobos
de mar y una tortuga, se sumergen en una aventura que los llevará a conocer el
peligro que corren estas especies, sobre todo por la gran cantidad de basura
que se alberga, dentro y fuera del territorio marino.
La Casa de la Creatividad fue el espacio
elegido para llevar a cabo el montaje. En la sala principal de este recinto se
acondicionó un pequeño escenario de color negro, estructurado para el
desplazamiento de los titiriteros y los títeres propiamente, que en su mayoría eran
de tamaño regular y buen diseño (realismo en el vestuario y composición física).
El acompañamiento de las canciones se hizo utilizando una combinación de
sonidos, junto a la guitarra y voz en vivo de Rafo Ráez. El diseño de las luces
se contrastó para destacar a los títeres, que se realzaban en el fondo oscuro,
manejados con destreza por los titiriteros también vestidos de negro. Los
movimientos precisos y cadencia en la creación de cada figura llamaron la
atención de grandes y pequeños. Los diferentes personajes/títeres dominados por
José Padilla y Carmen Delgado calaron no solo por su composición, color y
presencia, sino también por el claro mensaje convertido en anécdota teatral: preservar
el mar y sus especies para su supervivencia. En una de las escenas más
resaltantes, los protagonistas de esta historia encuentran en la red que sale a
la superficie peces y terriblemente, también botellas de plástico. Una realidad
que no es ajena a nosotros.
“Títeres de la Mar Brava”, al ritmo de la
música y los muñecos, nos acerca a una problemática latente y que parece no
tener cuando acabar. El mar y sus recursos están en constante peligro por el
desinterés, la falta de conciencia y cultura de los seres humanos. De forma didáctica
y con claridad, la obra nos muestra una historia cierta, de todos los días, que
está en nuestras manos cambiar.
Maria Cristina Mory Cárdenas
16 de septiembre de 2019
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