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domingo, 15 de septiembre de 2019

Crítica: SAINT-EX EL HOMBRE DETRÁS DE "EL PRINCIPITO"


Saint o no Saint, he ahí el dilema

Función 14/09/2019

Escrita por Rafael Anselmi y dirigida por Carlos García Rosell.

Este montaje rinde un tributo merecido al creador de El principito, obra que ha marcado la vida de generaciones en todo el mundo, porque muestra la complejidad de la conducta humana, la soledad extrema en que sobre-vivimos, construida desde la infancia. Una crítica de Saint-Exupéry a todos los adultos por perder la esencia del niño que todos llevamos dentro alguna vez, pero que se va evaneciendo de manera cruel para dar paso a una sombría adultez.

El montaje inicia con largos discurso de Hitler, anunciando que Alemania conquistará el mundo; luego Churchill y Roosevelt. Después entra a escena tardíamente Consuelo, quien de espalda al público, pronuncia textos que no logran escucharse y es interrumpida por una voz en off: es el locutor de radio que anuncia la desaparición del avión de Saint…

Este trabajo escénico está compuesto por escenas tan cortas que no logran desarrollarse, ni aportan al avance de la línea dramática, todo se hace lento. Aunado a esto, como las “escenas” son casi efímeras, los tediosos y repetitivos cambios de escena que se hacen a tiempo real, boicotean aun mucho más el ritmo, esto se repetirá hasta el final. Los tramoyistas deben acelerar el ritmo de los cambios. Otro factor son los apagones tardíos, los actantes finalizan su “escena” y esperan largamente que la luz se apague; en ese caso, la luz alumbra, mas no ilumina. La transitabilidad de los actores y personal técnico por la entradas, salidas y espacio escénico está como el tráfico de nuestra ciudad.

El trabajo actoral de García Rosell es sobresaliente, compone muy bien su personaje (al parecer, esta obra ha sido escrita principalmente para que sobresalga el protagonista), se le cree. Su partner no logra lo mismo, transmite una incomodidad; su cuerpo, que habla antes que la palabra, antepone ese malestar. Los demás actores mantienen un registro básico y no tienen tiempo para evolucionar como personajes ni relacionarse entre ellos, porque la dramaturgia no les favorece ni está clara; en realidad este montaje podría concebirse escénicamente como un unipersonal. García Rosell, aparte de actuar, asume también la dirección; en algunas experiencias como estas, uno de los roles es el que flaquea.

El final no es creíble, Consuelo no logra desgarrarse ante la “muerte” de Saint.

Es terrible hacer un montaje en un auditorio que no tiene las condiciones mínimas para realizar un montaje profesional, y eso se aprecia en este trabajo; la producción sabiendo todo esto, ha debido crear las condiciones mínimas favorables para esta puesta.

Dra. Fer Flores
15 de setiembre de 2019

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