Unas de cal y otras de arena
Función 30/8/2019
El III Festival de Escenas Cortas - Jóvenes
Directores, organizada por la Producción Artística de la Escuela Nacional
Superior de Arte Dramático, en su tercera edición, es un evento que año a año
viene desarrollando una gran labor para promocionar proyectos escénicos, dentro
de la gran Comunidad Ensadina de alumnos y ex alumnos, para desarrollar
capacidades en la dirección, actuación y diseño escenográfico. Cuatro obras
fueron seleccionadas y están en temporada en el Teatro Roma-Ensad.
PRIMERA PUESTA EN ESCENA
La donante, dirigida por Pamela Lloclla,
basada en la obra de Jorge Díaz “Muero, luego existo”.
Un trabajo conmovedor, perturbador y tan
real y cercano a nosotros. Nuestro país está sobreviviendo, producto de la
corrupción; hemos encargado erróneamente nuestro futuro a ladrones de pura
cepa. Y la salud es otro aterrador sistema que nos mancilla, nos degrada
nuestra condición humana; la pobreza es esa costra que arrancamos y vemos cómo
nos despelleja y que nuestro sistema de (in)salud, cual limón recién exprimido,
cura esa herida que nadie quiere ver.
Kelly Carrillo compone un personaje tan
frágil, usando un leve acento andino que funciona muy bien. Ella, cual cadáver
andante, nos lanza dardos usando textos que calan en nuestro rincón más
escondido del alma y que nosotros reaccionamos con risitas timoratas. Su cuerpo
tan pre-expresivo también danza en escena, y danza con la escalera, con las
vendas, con la energía del público y con su otro yo vivo. Muy bien que ella
salga desde las butacas hacia el escenario, convirtiéndonos a todos en donantes
(muchos inmigrantes ahora están en esa situación). La hemos visto en varios
trabajos y su evolución es ascendente.
Rafael Mena es el personaje antagónico; con
él, el juramento de Hipócrates es dejado de lado; es el ave carroñera que ronda
por los pasillos de los hospitales. Mena logra ser odiado por todos, su
personaje convence, aunque por leves momentos tiene problemas de dicción. Muchos
países asiáticos son el paraíso de los donantes forzados de órganos; europeos y
americanos van a allá para adquirir órganos en el mercado negro, y asiáticos en
las playas muestran cicatrices producto de ese ilegal negocio. El doctor,
sutilmente, va logrando su objetivo: aprovecharse de la paciente que viene
comercializando su sangre para poder comer y le da diversas alternativas para
ser el perfecto cadáver para comercializar.
El músico debería ser ubicado en otro lugar
que no obstaculice la proyección y debe mejorar la ejecución de la música en
vivo o retirarla, porque no afectaría en nada el planteamiento del montaje.
Las luces y música, precisas para los
cambios y los “flashbacks” o “flashforwards”.
La dirección es acertada, se ha construido
un lenguaje estético y de accionar de ambos personajes.
SEGUNDA PUESTA EN ESCENA
Esta puesta en escena pretende rescatar el
mundo en conflicto del Amauta Arguedas, usando una dramaturgia donde no está
clara la línea dramática o los hechos relevantes que hacen que la fábula nos
lleve hacia el final, debiendo antes pasar por un conflicto inexistente; esto
pasa muchas veces cuando uno escribe y dirige su propia producción escénica.
Revalorar el arte andino de Arguedas no
necesariamente es “andinizar más lo andino de lo que es”. Ya pasó más de un
siglo de su nacimiento y todo debe adaptarse a los cambios, especialmente los
diversos lenguajes artísticos para no caer en el chauvinismo escénico.
Este montaje usa elementos estéticos muy
primarios: la realización de las alas del cóndor, por ejemplo, se acercan al
teatro escolar y las máscaras no tienen un buen acabado; y la manipulación de
los elementos antes mencionados requiere una preparación muy delicada, porque
el cuerpo extracotidiano no es solo postural, es también energía y todos los
que están en escena debería replantear su trabajo.
La música cumple solo un rol de fondo
musical y en las puestas, esta debe convertirse en un personaje más.
A partir de personajes simbólicos dentro de
su prolífica producción literaria que ha marcado nuestras vidas, en este
montaje, los “actantes” en varias oportunidades entran y salen para convertirse
en otros roles, eso es repetidamente y ese accionar limita el desarrollo de las
escenas, todo se vuelve plano y no hay ritmo escénico.
El actor que caracteriza a Arguedas, a
pesar que el parecido físico es grande, dramáticamente no convence, los mismo ocurre
con todos los que participan.
Las puestas en escena no necesitan de un
espíritu romántico, requieren de una visión clara del director, actores que
respondan al estilo de trabajo que se pretende poner en escena y también de una
buena estética y realización.
Si
la persona que ha dirigido este trabajo dice al final de la obra que no es
director y que su rol ha sido más de pedagogo, entonces ¿por qué postula a un
festival denominado “Jóvenes directores? Él mismo acepta que no es director y
eso se ve en escena.
Dra. Fer Flores
31 de agosto de 2019
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