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domingo, 12 de mayo de 2019

Crítica: JAURÍA


“Somos parte de todos”

“Jauría”, obra escrita por Julia Thays, inició temporada en el Teatro ICPNA de Miraflores. La dirección está a cargo de Jesús Neyra.

La propuesta se materializa mediante una performance, en la cual Anaí Padilla, Dante del Águila, Gisela Ponce de León, Gonzalo Molina, Marcos García-Tizón y Lucía Caravedo revelan sus conflictos como individuos, en medio de una batalla contra ellos mismos y las circunstancias que los rodean. El movimiento, la música y el teatro se entrelazan para mostrar algunos arquetipos (el machismo, el bullying, la falta de aceptación, el abandono) que aún perduran en la sociedad.

Al inicio, se observa a los actores realizando los ejercicios de calentamiento, algunos de ellos completan el diseño de la escenografía con el uso de la pintura. Los tonos neutros y colores tierra priman en los vestuarios; la pintura de colores representa lo más llamativo visualmente. De pronto, el grupo se une y juntos definen la palabra ‘jauría’, acompañados de movimientos rápidos. En adelante, cada actor interpretará su propia historia, los demás intervienen en momentos determinados y en distintos planos del escenario.

Cada historia es particular en intensidad y contenido; el recurso lúdico y el juego aparecen reforzando algunas escenas. Poco a poco se crea un vínculo con el espectador, convirtiéndose en complicidad, al romperse la cuarta pared cuando se plantea una pequeña interacción entre los actores y algunos miembros del público. Hacia el final, en medio de cantos, los intérpretes nos recuerdan que aun como seres individuales, pertenecemos a una colectividad.

Aludiendo al teatro existencialista, el cual tiene como centro al individuo, este montaje profundiza en la lucha del ser humano para ser y existir, a pesar del miedo, la adversidad y el egoísmo que lo rodea; en un momento de su intervención, Gonzalo Molina cuestionaba: “¿Por qué me tengo que construir para los demás?”, para luego despojarse (metafóricamente) en escena de la forma en la que había sido educado en casa. En este punto, cabe resaltar las interpretaciones actorales, las cuales se humanizan y se concretan más allá de un personaje.

“Jauría” apuesta por un lenguaje escénico distinto, la performance, que si bien no es muy estructurado, a través de su libertad y estilo pretende mostrarnos los problemas actuales de la sociedad.

Maria Cristina Mory Cárdenas
12 de mayo de 2019 

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