“Contra el viento del norte es una obra que
también puede atraer a un público no tan teatral”
En la víspera del estreno de la obra "Contra
el viento del norte", Oficio Crítico entrevistó a Santiago Pedrero, director de
la puesta, quien vive su primera experiencia como director de teatro en Lima.
Actor argentino de larga trayectoria, Pedrero ha transitado por los caminos del cine, el teatro y la televisión.
Siendo su más reciente trabajo (como productor y actor) en la pantalla grande La
migración (2018), cinta del director Ezequiel Acuña y filmada en Lima. Esta
vez, vuelve al Perú convocado para asumir la dirección de un montaje teatral. “Es
la primera obra de teatro que yo dirijo profesionalmente, además, fuera de mi
país. Desde ese lugar estoy muy agradecido con Ivette Palomino Rosales (productora
de la obra), con Walter Ramírez, Carla del Solar y José Miguel Arbulú (actores)
por confiarme la obra”.
Respecto a cómo surgió el proyecto, nos
comentó que “el proceso empezó hace dos años, yo estaba filmando la película en Lima y a Ivette la conocía del Festival de Cine de Lima; así que los chicos tenían este guion, contactaron a Ivette y ella me propuso
dirigirla. Finalmente se concretó y hace tres meses que empezamos a ensayar y
acá estamos”.
"Contra el viento del norte" es una
adaptación de la novela escrita por el autor austriaco Daniel Glattauer; por
ello, el director tuvo que sortear ciertas dificultades para determinar lo que
quería mostrar en escena. “Era una dificultad de la obra esta especie de no
interacción entre los actores, esto de tener todo el tiempo dos actores en
escena, a mí preocupaba mucho, sobre todo, porque no estamos haciendo
Shakespeare, es decir, Glattauer no es Handke, no otro escritor alemán. En un
principio, en la producción de la obra estaba planteado que no esté el tercer
actor, eso fue algo por lo que yo peleé, confiaron en mí y apareció. Además
están los videos, que ayudan a narrar el enamoramiento de ellos (Leo y Emmi).
La obra tiene otra dificultad, que es ser la adaptación de un best seller del
año 2004, donde las redes sociales no estaban tan extendidas como ahora, se
escribían mails, ahora me parece que pasas enseguida a Facebook, a WhatsApp o
Instagram. Entonces, estaba esa dificultad de sacarla un poco del tiempo, de no
hacer una referencia, y de pensar que podía ser una elección de los personajes no
tener Facebook y no conocerse, sobre todo, el personaje de Leo (Leike) resiste
el encuentro para no desacralizar algo que en lo epistolar pareciera ser muy
bueno y que corre el riesgo de destruirse cuando se consuma”.
Para Pedrero, la obra está hecha para
llegar a todo tipo de público. “Lo que me sugirió la obra al verla terminada es
que es una que tiene algo atractivo para el público teatrero o teatral,
pero que también puede pegarle a un público no tan teatral, por esto de la
comedia romántica. Me imagino a las señoras de cincuenta y cinco o sesenta años
que encuentran novedoso el mail y quieran venir a verla. A mí me importa
bastante que no sea una obra elitista, que solo le guste al público teatral,
sino que pueda abrir un poco el campo y ojalá que le guste a la señora de la despensa
de enfrente y quiera venir a ver la obra. Me parece que es una que por
ciertas cosas puede trascender a un público teatral”.
Con el fin de complementar la historia, el
director aportó algunos detalles. “La obra carecía de un objeto que ellos pudieran
compartir, no es lo mismo intercambiar un mail que intercambiar una carta, la
carta la podes tocar, ver la letra de la persona; así que me parecía que la
música o un libro podía funcionar para que compartieran algo (los personajes).
Por ejemplo, ella le manda una canción, que es la primera que sale en
el video y de ahí va surgiendo el enamoramiento. Yo, cuando me enamoro de
alguien, también es como que me enamoro de las cosas que consume esta persona,
como un libro, cada vez que lo agarro significa algo para mí. Entonces, me
parecía que la obra al tener toda esta parte virtual, electrónica, salvo cuando
imprimían los mails, carecía de un poco de eso”.
Además, el trabajo en equipo fue
fundamental para la realización del montaje. “Rodrigo Moreno del Valle
(director de la película peruana [WI:K]) es el director de toda la parte de
video de la obra, en conjunto con su compañera Illary Alencastre que hizo el
arte, la escenografía, el vestuario y también colaboró con el video. Yo siento
que a partir de su participación, la obra tomó otro relieve que sin ellos no
hubiera podido alcanzar, por eso estoy muy agradecido por eso”, finalizó.
Maria Cristina Mory Cárdenas
30 de abril de 2019
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