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domingo, 7 de abril de 2019

Crítica: TRECE Y MARTES


En martes, ni te cases ni te embarques

Colectivo Creativo presentó en el Teatro Auditorio de Miraflores la comedia Trece y martes (2016) del autor franco-español Jean-Pierre Martinez y bajo la dirección de Ricardo Morante. La obra de este autor contemporáneo ha sido representada con buena aceptación en países como España, Francia, Argentina y Uruguay.

Cuatro amigos han planeado reunirse nada menos que un martes trece. Cristina y Jerónimo –interpretados por Ena Luna y Victor Barco- esperan en casa a sus amigos de siempre, Natalia y Patricio –interpretados por Katherina Sánchez y Sergio Velarde-; sin embargo, Patricio retrasa su llegada debido a un viaje de trabajo en la selva. Al revelarse que el avión de Patricio se ha estrellado en el río Amazonas, Natalia enloquece por su esposo. Mientras, Jerónimo se entera, en medio de la confusión, que se ha ganado el premio mayor de la lotería. Entonces surge el conflicto de emociones: acongojarse por la pérdida de su amigo o estallar de alegría por hacerse millonario, y claro, todo frente a la viuda.

ACERCA DEL MONTAJE

La puesta se desarrolla en la sala de la casa; hay una pintura, un mueble, una mesa y utensilios básicos para una reunión. No se proponen cambios drásticos ni trascendentales en el juego de luces, ni la ambientación. Se acompaña el desarrollo de las acciones con una voz en off, que hace las veces de narrador de noticias. En ese sentido, el montaje a nivel visual no corre riesgos y se mantiene sin sobresaltos.

La atención del espectador se centra en las interpretaciones y la dinámica sostenida con agilidad por el elenco. Un logro importante de la puesta fue que la convención teatral pudiera mantener la energía y vivacidad que se ofrece en la descripción de la trama. De esta forma, el receptor conecta con el hecho cotidiano propuesto en escena con el receptor.

EL HUMOR EN LA COMEDIA

En palabras de Esmeralda Gijón Zapata*: “El humor es una concepción personal del mundo y de la vida, y una actitud frente a ella”**.

Planteado lo anterior, y considerando que la puesta limeña fue adaptada a los usos cotidianos de nuestro lenguaje, se entiende que hay una interpretación particular del humor (por parte del director, de los actores y del espectador). En este punto, surgen algunos detalles que juegan en contra de esa interpretación del humor, tan imprescindible en una comedia; en el caso de Trece y martes, con toques de tragedia muy sutiles. Las exageraciones en la expresividad y/o el habla rimbombante en algunos personajes, si bien pueden aportar singularidad (y funcionan para llamar la atención del espectador), también pueden resultar demasiado llegado un momento.

Esta comedia además de utilizar el humor físico (que recae en la interpretación), exterioriza un tipo de humor verbal que nace del lenguaje, entonces el uso de chistes simples y predecibles se notaron, sobre todo hacia el final.

Finalmente, Trece y martes nos da la oportunidad de reflejarnos en una cotidianidad, en una situación que podría sucederle a cualquiera –por más remoto que parezca- con los reveses y alegrías de la vida misma.

*Española especialista en la obra de Tirso de Molina y notable arabista (experta en la lengua y la cultura árabe).
**Herrán Santiago, Andrea. “El humor como recurso didáctico en el teatro Tirso de Molina”. España. 


Maria Cristina Mory Cárdenas
7 de abril de 2019

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