Una mirada al futuro
Ya en la crítica de Intimidad atómica (2019) se mencionaba
el reto que le representa a cualquier puesta en escena que decida adentrarse en
la ciencia ficción o en contextos futuristas o distópicos: el trasladar al
público a otros universos en los que las reglas políticas, sociales o
culturales sean diferentes y que además, resulten creíbles, constituye una
empresa que debe ser abordada por la dirección y la producción de una obra teatral
con mucho cuidado y estilo. En el caso de La Gris, creación colectiva de un
grupo de alumnos ya egresados del Club de Teatro bajo la dirección de Paco
Caparó, se puede afirmar que dicho reto fue superado con creces y que acaso
constituyó su principal fortaleza, por encima de su sencilla historia y las tibias
aunque esforzadas actuaciones todavía por pulir del elenco.
Continuando con la feliz decisión de arriesgar en cada
montaje que realiza con sus alumnos, Caparó puso a prueba a su joven elenco,
esta vez, dentro un contexto en completa oposición a nuestro actual status quo:
las mujeres han tomado el control total de la sociedad, reduciendo a los
varones a simple carne de cañón para fines reproductivos o de entretenimiento.
En este paradójico futuro, los egresados Andrea Medina, Thalia Castillón, Adriana
Salas, Gina Quezada, Edith Rodriguez, Amelia Vento, Cristina Lara, Cristina
Williams, Melissa Contreras, Sandra Makishi, Jiam Perez, Iván Avilés, Joan
Segura y Ramón Caballero defendieron personajes bien bosquejados, en medio de
sesiones de tortura con hombres desnudos y relaciones lésbicas entre las chicas
recias y superadas.
La trama giraba en torno a los excesos cometidos por las
chicas y a la previsible rebelión por parte de los varones, que confluyeron en
una oportuna reflexión acerca del equilibrio y la tolerancia en nuestro mundo
actual, todavía preso de tóxicas dependencias, acosos y discriminaciones hacia
el género femenino. A destacar el diseño de producción (con proyecciones
múltiples y efectos de sonido y luces), el vestuario y el maquillaje, que nos
trasladaron hábilmente a esta posible realidad de pesadilla. Bien por la
entrega y valentía del elenco en general al abordar temas contemporáneos y tan necesarios
de mostrar. Pisándole los talones a Aquí no hay lugar para unicornios (2018),
otro efectivo ejercicio escénico en el Club de Teatro de Lima, La Gris demostró
las infinitas posibilidades para crear múltiples universos, utilizando con sabiduría
y creatividad el apartado técnico.
Sergio Velarde
18 de abril de 2019
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