Amor sin barreras
Como no podía ser de otro modo, el VI Festival “Directores
en Acción” del Centro de Formación Teatral Aranwa fue inaugurado por una
romántica obra en el mes del amor. Dirigida por Germán Díaz, Love, texto
escrito por el joven actor Jesús Oro en clave de comedia, se inscribió dentro
de las puestas en escena que buscan la aceptación de las parejas LGBT y la no
discriminación por su opción sexual. Evidentemente, muy necesarios en nuestra
todavía pacata sociedad renuente al cambio, estos espectáculos corren el riesgo
de caer en exageraciones, lugares comunes o situaciones trilladas, en su pertinente
intento por fomentar la reflexión en el espectador. Sin embargo, Love logró
llegar a buen puerto, evitando en gran medida los mencionados riesgos,
consiguiendo incluso una personalidad propia gracias a su muy correcta
dirección de actores.
Díaz apostó por crear una doble y directa comunicación, con
el público y con el resto de personajes, por parte del protagonista. Fue así
que la acción arrancó desde que ingresó el público al escenario circular de
Aranwa, cuando Norman (Oro) personalmente invitó a la mayoría de asistentes a
escribir en un papel la primera palabra que se les venga a la mente para
describirlo, material que sería utilizado durante la obra. Este rompimiento de
la cuarta pared, que ocurrió intermitentemente a lo largo del montaje, fue un
recurso interesante, pero que acaso cayó por momentos en cierto acartonamiento,
mermando la fluidez de la puesta. Mucho mejor fue la química conseguida entre
Norman y Sebastián (Augusto Gutiérrez), quienes debían hacer creíble su moderna
love story en tan solo 24 horas,
desde que se conocieron en el transporte público hasta la pedida de mano formal
de Sebastián a su novia. Esta relación no solo fue muy creíble, sino que
consiguió momentos genuinamente entrañables y conmovedores.
Mención aparte la interesante construcción del resto de
personajes de apoyo por parte de la talentosa Gretha Bazán. Sin contar con
demasiado vestuario ni aditamentos especiales, la actriz interpretó con aplomo
y soltura al cobrador de combi, al taxista, a la recepcionista del hotel y a
todo un grupo de diversas personas que reaccionan, cada una a su particular manera,
ante la presencia de la pareja enamorada. Especialmente, las madres de Norman y
Sebastián, quienes lucieron convincentes en sus respectivas personalidades. El happy end de la historia llegó, aunque
previsiblemente, con suspenso y atención. Con la producción de Ale Reyes
Freitas, Love constituyó la nota aprobatoria para el trabajo de dirección de
Díaz y lo compromete a una necesaria reposición de una puesta en escena
apreciable teatralmente y muy recomendable, por su mensaje, en estos días.
Sergio Velarde
19 de febrero de 2019
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