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miércoles, 28 de noviembre de 2018

Crítica: SIRENAS Y PESEBRES


Un consejo de sirena

Chaski Q'enti es un grupo teatral formado el 2010 por Ana y Débora Correa, integrantes también de la Asociación Cultural Yuyachkani, que se dedica a transmitir un teatro para público infantil utilizando cuentos y poemas andinos. Chaski Q'enti hace referencia a un ave cordillerana que transmite mensajes y ha presentado otros montajes como “El Mono, el Tigre y una cierta Tortuga”, “Leoncio y el Dr. Veterinario”, “El Retablo de la Historias”, entre otras presentaciones de cuentacuentos en colegios y centros culturales. En esta oportunidad y bajo la dirección de Ana, presentó “Sirenas y Pesebres” un espectáculo que reflexiona sobre la importancia de la verdad en el ámbito familiar. El elenco estuvo conformado por Débora Correa, Hugo Mendoza, César Golac y Ricardo Delgado, inspirado en un cuento del gran poeta José Watanabe (1945-2007).

La función tuvo lugar en el Auditorio del Centro Cultural El Olivar de la Municipalidad de San Isidro. Abordó la complejidad que implica la verdad en una familia y lo difícil de la relación madre-hijo. El protagonista es un niño llamado Leoncio (Golac), muy travieso, jocoso e ingenuo ante todo lo que le rodea. Un día, don Amador (Mendoza), un veterinario, llega a la aldea con la ayuda de un poco amable chofer del pueblo (Delgado), con la intención ayudar a la comunidad con una generalizada problemática de ovejas enfermas. La madre de Leoncio (Correa) le llena de preguntas sobre el mundo, pero también de mucho amor; sin embargo, no suele hacerle caso a sus advertencias sobre los peligros del mundo. Leoncio cree que las sirenas existen y a pesar de la advertencia de su madre y el veterinario, una noche sale a buscarlas al lago y casi muere ahogado, pero fue salvado por don Amador.

Durante la función, destacó el manejo del espacio escénico de Golac, que a través de una serie de movimientos, danzas y cantos, llega a encantar a los niños, quienes empatizan mucho con su personaje, debido a que refleja la ternura de la infancia. Es destacable el gran esfuerzo del equipo de vestuario para recrear a comunes habitantes de cualquier pueblo de los Andes. Al público infantil le emocionó las escenas acompañadas por música en quechua, las cuales trataron de seguir. La escenografía contó con una pequeña muestra de títeres-ovejas, que intervenían entre los diálogos de los personajes y generó carcajadas entre el público. Importante el hecho de haber empleado artesanías reales de sirenas hechas a mano, pues lucían muy bien diseñadas y daban un sentido realista a las escenas. En resumen, “Sirenas y Pesebres” fue una historia que refleja la importancia de la confianza y la sinceridad en una familia y con la comunidad, así como el resaltar el valor de la inocencia de la infancia.

“Sirenas y Pesebres” estuvo de temporada entre agosto a setiembre de este año en el Centro Cultural El Olivar de San Isidro.

Enrique Pacheco
28 de noviembre de 2018

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