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lunes, 26 de noviembre de 2018

Crítica: DESPEGUE


Todos somos astronautas

El grupo Esperanta es una asociación cultural cuyo último estreno ha sido Despegue, una obra que propone un viaje a recordar aquellos anhelos que todos hemos tenido en la infancia. Santiago está a punto de viajar fuera del país para hacer una maestría y dar un paso más en su exitosa carrera, pero en la noche de su despedida un curioso hallazgo entre sus cosas de niño desatará una inesperada aventura por las calles de Lima, que le dará la vuelta a todos sus planes.. La temporada se está dando en el teatro Ensamble de Barranco hasta el 2 de diciembre.

La construcción escenográfica estuvo constituida por elementos que cumplieron la función de situar los cambios de lugares: un gran panel movible, una serie de formas cuadradas versátiles y unos dibujos en cartón que detallaban la convención del cambio de espacio. El vestuario en esta obra cumplió con la labor de redondear la imagen de los personajes debido a la especificidad de selección de prendas y colores. Los cambios de escenografía estaban a cargo de los mismos actores, por lo que se necesita una ruptura clara entre el fin de la escena y la transición a la siguiente. Sin embargo, no había un código de transición claro por parte de los actores, lo que provocaba desconcierto al espectador: establecer una pausa o una postura neutral como convención, le podría haber dado más orden a la puesta en escena.

La propuesta de construcción de personajes no estuvo clara durante toda la obra. Hubo momentos durante la puesta en escena en los que los textos no se entendían o el volumen de voz apenas llegaba a las últimas filas del público. El trabajo y la apropiación de texto no fue constante, no hubo especificidad y se notaba desconexión entre los actores y sus líneas en algunos momentos. El texto fue un problema no solo desde la interpretación, sino también desde la dramaturgia. La obra escrita no contaba con una serie de estrategias variadas para cada uno de los personajes; es decir, lo que cada personaje hacía para lograr su objetivo no contaba con matices propios de la urgencia que se va desarrollando hacia el final. El texto no albergaba justificaciones tan fuertes o variadas para las decisiones que cada  personaje tomaba; por consecuencia, esta inconsistencia se verá reflejada necesariamente en la puesta  en escena, lo que en el caso de Despegue provocó un producto escénico mayormente plano, sin muchos quiebres propios de una historia como la que propusieron tan llena de aventuras.

Hablar de los sueños y de quiénes somos aquí y ahora es siempre necesario. El paso a la adultez siempre causa estragos, preguntas profundas como qué es lo que estamos logrando, qué es lo que somos y queremos ser. Esta obra es un memorándum para poder tomarnos al menos un momento en comprobar si lo que hacemos, desde nuestras circunstancias personales, corresponde a nuestra propia esencia.

Stefany Olivos
26 de noviembre de 2018

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