Ilusionismo fraternal
Quizás una de las grandes virtudes que trajo consigo el
descomunal éxito de las sagas literarias y cinematográficas de Harry Potter,
creadas por la prolífica escritora J. K. Rowling, fue el de retomar (si es que acaso
estuvo relegada por ciertas temporadas) la enorme fascinación de la infancia
por la magia. Participar del ilusionismo que genera un espectáculo de magia
resulta, sin lugar a dudas, una extraordinaria experiencia para toda la
familia, especialmente para los más pequeños. Y es justamente lo que logra la
puesta en escena de Hagamos magia, escrita por Alexander Rubio en colaboración con
Mario Soldevilla, quienes actúan con la inspirada dirección de Armando Machuca
y la precisa musicalización de Armando Abanto, en el Auditorio AFP Integra del
MALI.
Desde el ingreso al teatro, antes de la tercera llamada, el
público ya se encuentra inmerso en este espectáculo preparado por los hermanos Faustolín
(Soldevilla) y CJ (Rubio); el primero, un asombroso mago y el segundo, su
intrépido asistente. Los dos son los herederos del recordado mago Faustomán y
están dispuestos a continuar con su legado: entretener a los asistentes a su
función con el arte del ilusionismo. Sin embargo, en medio de los divertidos
actos (que incluyen la activa participación de niños y adultos por igual), los
espectadores se percatan de un llamativo detalle: Faustolín no logra concretar nunca
sus trucos, excepto cuando recibe la ayuda involuntaria de CJ. Finalmente, el
misterio es develado en el último tramo de la algo dilatada puesta, en una
conmovedora escena que redondea un sólido espectáculo teatral, con humor,
sorpresas y un mensaje aleccionador.
Machuca (premio al mejor trabajo de dirección para Oficio
Crítico 2016 por Padres de la patria) consigue un entretenido montaje familiar,
con una escenografía sencilla y los justos elementos para cada truco (incluida
la asistente desaparecida dentro de una caja), siendo su verdadera fortaleza,
en todo caso, la insuperable dupla actoral con la que cuenta: Soldevilla (mejor
actor para Oficio Crítico 2013 por Los últimos días de Clark Kent) interpreta
sin tacha a este soberbio remedo de mago, que logra redimirse al final; pero la
verdadera sorpresa es la presencia de Rubio, quien se roba el protagonismo en
muchas escenas, con su gran habilidad para hacer magia “de verdad” sumado a su
innegable carisma. Hagamos magia, con la producción de Maryfé Asparria, se
sirve del ilusionismo para crear un muy recomendable espectáculo con valores. Termina
este fin de semana, muy recomendable.
Sergio Velarde
20 de julio de 2018
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