La singular vigencia de
Ibsen
Una obra que paradójicamente está más vigente que nunca. Un enemigo del pueblo, obra de Henry
Ibsen, se está presentando en el nuevo Teatro Roma bajo la dirección de Jorge
Sarmiento. La obra nos cuenta la
historia del doctor Stockmann, el médico más prestigioso del pueblo, quien
dentro de sus investigaciones científicas ha descubierto que el balneario está
contaminado, lo que podría causar problemas de salud a la población. No obstante,
la divulgación de la noticia va a generar problemas por intereses económicos
entre los más poderosos de la ciudad.
La propuesta escénica correspondió casi de manera fiel al
corte realista que la obra de Ibsen propone, añadiendo una especie de “coro” de
actores que, de acuerdo a la escena, representaban la imagen de una gran
imprenta o al pueblo de la historia. La escenografía y el vestuario estuvieron
impecablemente diseñados, aportando notoriamente a la caracterización de los
personajes en escena: el espectador podía darse una idea de la forma de ser de
cada uno de ellos. Por otro lado, la contextualización de la obra, fiel a la
época en la que fue concebida, estuvo bien trabajada en cuanto a las costumbres
cotidianas de comportamiento: los hombres de la mesa se levantaban cuando una
dama llegaba o se retiraba de la cena, cada invitado dejaba sus abrigos y
accesorios al ingresar a un establecimiento, la forma de saludarse propia de la
época estuvo presente, entre otros elementos.
Los peligros de traer a escena una obra como esta recaen,
entre otras cosas, en el manejo del texto; sin embargo, en esta puesta la
mayoría de actores lo abordaron correctamente, respetando la cadencia verbal
propia de la misma. El flujo del montaje se vio saboteado en ciertos momentos
por la intervención del “coro” que tuvo momentos de aparición claves. En primer
lugar, cuando la acción se traslada al escenario del periódico mencionado en la
obra, la propuesta es que este coro haga la representación de lo mecánico que
puede ser una gran imprenta como esa, por lo que sus miembros, vestidos
uniformemente, realizaban secuencias de movimientos con distintas calidades de
energía. Los movimientos no eran coordinados, no había uniformidad en el manejo
corporal de cada uno de los miembros, por lo que distraía la falta de precisión
en ese sentido. El incluir una canción en el desarrollo de la obra desconcertó
hacia el final debido a que en varios fragmentos de la canción no se lograba
escuchar o a los cantantes principales o al coro.
Es particular la vigencia que esta obra de Ibsen logra tener
actualmente. Aunque el hecho de ser fieles a su contexto original pueda
provocar un efecto de distanciamiento con la representación, es un hecho que lo
que Un enemigo del pueblo nos trae,
es una historia donde la lucha entre el poder y la razón es real, y cobra como
víctimas a los que no están del lado de la mayoría o de los económicamente
poderosos. Sin embargo, como bien dice el doctor Stockmann, a veces la mayoría
puede equivocarse, y es necesario empezar
a pensar por qué eso sucede.
Stefany Olivos
4 de junio de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario