El mundo íntimo de Lumpenenses
Ocho historias personales unidas por un solo contexto: la
marcha de los cuatro suyos. Este es el marco de la obra Lumpenenses: la marcha de los
insectos, escrita y dirigida por
Alejandro Alva con lugar en el teatro Ricardo Palma. La propuesta nos trae la
revisión de aquel capítulo de nuestra historia desde la situación de cada uno
de los personajes, conectando las historias a través de la gran coyuntura que
provocó una de las marchas más importantes del país.
La puesta en escena está estructurada por una serie de
escenas donde se ve a cada uno de los personajes en dos tipos de situaciones:
una “careta” pública en contraposición de una situación íntima, donde podemos
ver las verdaderas necesidades de cada uno. Como propuesta, es interesante
porque nos presenta no solamente a los personajes como víctimas de una
coyuntura política, pues desde la dramaturgia hay un especial enfoque en
mostrar la lucha personal de personajes de todo tipo de condición: políticos,
profesionales, ambulantes, etcétera.
Las contradicciones que la obra propone en cada personaje,
si bien fueron construidos con particularidades y características peculiares, no
las vi consolidadas en casi todo el elenco. Es decir, si bien las escenas nos
informaban sobre la doble moral de cada uno, los actores se notaban un poco
técnicos en aquellos momentos de quiebre que todos tuvieron a lo largo de la
obra o, como se suele decir, ellos se mostraban un poco “fríos”, algo que le
quitaba un poco de ritmo a la obra.
El paso entre cada escena fue técnicamente ordenado, aunque
se puede mejorar en cuanto a la precisión en elementos tecnológicos que
acompañan la puesta. Al tratarse de una obra en donde tenemos un conjunto de
escenas claramente diferentes, una tarea importante es lograr la unidad como
montaje, pudiendo crear una fluidez rítmica en el transcurso de ella. Sin
embargo, a veces ocurría que el paso entre escenas era un poco largo, lo que
cortaba el flujo del montaje entero, y producía una sensación de estar viendo
una obra intermitentemente. Es
importante este punto, pues un desajuste como este puede opacar todo un trabajo
que definitivamente una obra como esta ha ido acumulando.
Definitivamente, el mayor aporte que considero esta obra nos
trae es el de traer a la actualidad un hecho histórico como fue la marcha de
los cuatro suyos. Es reconfortante ver una propuesta escénica donde no se busca
regodearse en la victimización que un hecho como este pueda tener, sino que se
pretende y se logra mostrar la lucha independiente de personas con las que
todos lidiamos todo el tiempo: periodistas en la televisión, vendedores
ambulantes, políticos, que a su vez son hijos, madres, padres y esposos que
tienen más de un enredo por resolver en sus vidas. Me quedo con un hecho
fundamental mostrado en el montaje: cada uno tiene su propia lucha, sin
importar las apariencias buenas o malas que individualmente puedan proyectar.
Stefany Olivos
22 de abril de 2018
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