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viernes, 9 de febrero de 2018

Entrevista: RENATO MEDINA

“El teatro tiene que volver a significar algo para la gente”

“Para destacar como actor, se tiene que buscar lo que en marketing se llama ventajas diferenciales”, asegura el joven intérprete y productor Renato Medina, ganador del premio del público como Mejor actor de reparto en Comedia o Musical durante la Premiación de Oficio Crítico 2017 por Un país tan dulce, espectáculo dirigido por Alberto Isola con dramaturgia de Celeste Viale sobre textos de Leonidas Yerovi. “Se tiene que ser multidisciplinario, porque el actor debe ser completo y su capacitación, fundamental”. Así como el cuerpo, Renato resalta la importancia de la voz del actor. “Es una de sus herramientas principales, así no cantes en tu obra, tienes que llevar estudios de voz para trabajar potencia y dicción”.

El marketing y sus primeras experiencias

Renato confiesa divertido que sus padres trataron siempre de alejarlo, a él y a sus hermanos, del arte. “A pesar de que mi papá ganó un conocido concurso de cuento”, recuerda. “Nosotros teníamos afición por escribir, pero siempre nos alejaron de ello por temor a que no tuviéramos un sustento económico suficiente”. En el colegio, a Renato le llamaba la atención la actuación desde pequeño, pero recién se animó a participar en Secundaria, en un montaje de Jesucristo Superstar organizado por una pareja de esposos, Claudia Ortiz y Sergio Sanhueza, que tenían a sus hijos en el colegio. Fueron sus primeros maestros. “Estaré siempre agradecido con ellos por haberme abierto las puertas de la actuación, arte que pude retomar al finalizar la universidad”. Renato es licenciado en Administración y Marketing y esta carrera le ha ayudado mucho en su desarrollo como actor.

Dentro de la universidad, Renato estuvo brevemente como alumno libre en el Taller de Teatro de Carlos Acosta. “No tenía plata, le conté mi caso a Carlos y me permitió asistir, pero que el resto de participantes sí haya pagado y yo no, me desanimó”. Posteriormente, ingresó a un grupo aficionado comandado por Domenico Poggi y su entonces productora D-Javú. “Estrenamos el musical Rent (2010) de Jonathan Larson, junto a Marco Zunino, Tati Alcántara, Gustavo Mayer, Gabriel Anselmi, entre otros”. Renato tuvo como coach vocal a Andrés Arriaza, quien fuera jurado en un conocido reality de canto. “Yo era el antagonista (Benny) y era el que menos experiencia de canto tenía; tuvimos que trabajar muy duro, fue una gran experiencia, aunque creo que ahora podría hacerlo mejor”.

En el 2012, Renato entra a estudiar a Aranwa Teatro y tuvo la suerte de tener a la toda la familia Chiarella Viale como profesores. “Los tres son increíbles. Coco (Chiarella) por ejemplo, es una enciclopedia; nos enseña con sus anécdotas, él ha tenido la fortuna de conocer y entrevistar a Peter Brook, de viajar a la Cuba de Fidel Castro a hacer teatro y mucho más. Gracias a eso, podemos conocer estas experiencias de primera mano”. Su postulación a Aranwa fue siguiendo la recomendación de una amiga que había ingresado. “Y ahora trabajo ahí, dictando el módulo de Ruptura con el Realismo, del que podemos ver mucho en Un país tan dulce. El curso le permite a Renato revisar y refrescar sus conceptos teatrales en todo momento. “He tenido mucha suerte al elegir Aranwa y ahora más al haber sido elegido por ellos para ser profe, es mi segunda universidad y todos ahí tienen una calidad humana que se debe agradecer”.

Los requisitos para actuar y dirigir

“Un buen actor de teatro necesita principalmente, concentración”, menciona Renato. “Necesita esta suerte de consciencia-inconsciencia para minimizar su propia personalidad para que salga la del personaje, y entrar en este trance, en el que necesitas acordarte de tus marcaciones, entradas y salidas, pero en personaje; para eso se necesita concentración”. Agrega además, que en los ejercicios que propone a sus alumnos, muchas veces solo resultan bien al segundo o tercer intento. “Porque no tenemos la costumbre de calentar, de concentrarnos; yo he tenido la suerte de ver a Alberto Isola antes de salir a escena, él se sienta en cualquier esquina, se abstrae 10 a 15 minutos y nadie se le acerca; cuando otros estamos ajustando vestuario o maquillaje, él ya entra en un plano distinto”.

Como ya se mencionó anteriormente, el cuidado de la voz y el cuerpo resulta indispensable para Renato como actor. “Se tiene que ser responsable, ¡qué facilidad la de decir que soy bohemio, porque soy actor, así que vamos a “chupar” un lunes!”, exclama. “Un actor debe cuidarse, incluso de manera marcial. Es cierto que nosotros, los latinos, somos más flexibles, y es también inadecuado convertirse en un “cachaquito”, pero si integramos esa cuestión latina con la parte marcial, sería lo ideal”. Y no menos importante es el pensamiento de que siempre todo se puede hacer mejor. “Llego a una obra fuera de Aranwa y veo a mis compañeros actores decir: “Ahí nomás, así está bien, si no nos sale tan bien, entonces simplifiquemos las cosas”; si se toma esta decisión por mediocridad, entonces es algo que no se debe hacer”. Para Renato, cada función es una posibilidad de hacer las cosas mejor. “Fui a ver una misma obra cuatro veces, una comedia, y cada vez me reía menos, porque se notaba que los actores ya sabían que el público se iba a reír, y así ya no hay chiste, ya se acostumbraron; el actor no puede perder su frescura y debe siempre buscar hacerlo mejor”. 

Por otro lado, para Renato, un buen director de teatro debe ser fiel a su estilo. “He trabajado con directores que te lo dicen todo y otros que van uniendo los puntos en los ensayos contigo”, refiere. “En cualquier caso, que haya comunión entre el actor y el director". Asimismo, un director debe ponerle corazón a la obra, así sea por encargo. “Debe amar el producto, al igual que yo como actor, si voy a elegir un papel, primero lo leo y si no hago “click” en ese momento y la obra no me genera nada, entonces ¿para qué hacerla?” Además, es importante que un director tenga una estructura mínima, con los puntos claros a los que tiene que llegar. “Yo soy medio “estructurado” y tiendo a eso, pero también me gusta trabajar con directores que me hagan romper mis propios esquemas para buscar nuevas maneras de crear”.

Un país lejos de la dulzura

Acaso el mayor cumplido que haya recibido Renato por Un país tan dulce, haya sido: “Es la obra más bonita que has hecho”, a pesar de no haber previamente conocido a profundidad al autor. “Desde el comienzo, Alberto nos contó que íbamos a trabajar textos originales de Yerovi, eso le dio un peso a las lecturas, además del trabajo titánico de Alberto  y Celeste de unir los escritos para darle un sentido a lo que se vio”, rememora Renato. “Hubo por lo menos cuatro o cinco versiones de la obra, ya que nosotros al leerla e interpretarla también aportábamos, Alberto podía pensar en nuevas opciones y todo iba cambiando”. Los comentarios políticos y sociales de Yerovi, reconoce Renato, se escribieron hace tantos años, pero lamentablemente todavía funcionan hoy en día. “La obra era divertida y al a vez, urgente, ya que en 100 años no hemos avanzado nada”.

Renato destaca el hecho de que la historia de Un país tan dulce transcurra durante un carnaval. “Es una festividad efímera, dura muy poquito, te queda esa melancolía que se siente cuando el fin de semana acaba”, explica. “Yo soy  una persona altamente involucrada con la reflexión social, de lo que sucede en nuestro país, viendo noticias y participando en redes; lo que ocurre en el Perú es desmoralizador por todos lados, es  desesperante, lo único bueno últimamente es que hemos clasificado al Mundial, me alegro por eso, por la comida y por la música. Todo lo demás está en emergencia”.

Las posibilidades del Teatro

¿Acaso tiene el Teatro el poder de remover los sentimientos del espectador? “El teatro está muriéndose”, es la lacónica respuesta de Renato. “Y es porque el teatro ya no significa lo mismo que antes; por ejemplo, en épocas de Yerovi había crítica social y política en sus obras, y era alimento para la mente de la gente ir a ver a Yerovi, para enterarse  de lo que está diciendo”. Para Renato, las redes sociales y las plataformas televisivas han cambiado drásticamente los hábitos del público. “El usuario o consumidor no piensa principalmente en ver algo que lo eleve filosófica o culturalmente, busca entretenimiento, pero el Teatro no solo es eso. Es eso y más”.

Y gracias a sus conocimientos de Marketing, Renato resalta el valor agregado que tienen las Artes escénicas. “La experiencia del teatro es única, ni siquiera el cine la puede copiar, pero sí existen varias barreras: la gente ya no sale, todo se hace por redes, por Netflix, por delivery”. Pedirle al espectador que salga de su casa, que vaya al teatro, que pague su entrada y encima, que se concentre, son para Renato factores que juegan en contra. “El teatro tiene que volver a significar algo para la gente”, afirma. “Uno puede discutir los contenidos, pero se tiene que ser creativo para lograr enganchar al espectador; la mediocridad y el conformismo hacen que las obras peruanas sean de mala calidad y esa no es una mentira en la gran mayoría de casos”. También asegura que la valla está bajando peligrosamente. “Ahora todos en Facebook le dicen a todo el mundo: ‘Eres extraordinario, tu obra es la mejor de las mejores’, ¡basta de hipérboles! Si seguimos así terminaremos de matar al teatro en el Perú”.

Renato ha incursionado con éxito en la producción. “Con Idea Original hemos producido el año pasado tres montajes: Love Doll, escrito y dirigido por Sergio Anchiraico en Microteatro; Penúltima comedia inglesa de Marco Antonio de la Parra, también dirigido por Anchiraico, con las actuaciones de Paco Caparó y Ursula Kellenberger; y Un chico de Bosnia de Ad de Bont con la dirección de Felien De Smedt. Ursula es una gran compañera, súper dispuesta, al igual que Paco; Penúltima comedia inglesa fue una clase maestra de construcción de personajes”. Y añade que Un chico de Bosnia es la obra que le ha reportado más satisfacciones hasta el momento como productor. “Nos conectó con una asociación de refugiados, hicimos colectas y conversatorios”. Renato anuncia los próximos estrenos de Idea Original: Novecento de Alessandro Baricco, dirigida por Felien de Smedt; Paso Peatonal, escrita y dirigida por Pablo Luna y  la reposición de La muchacha de los libros usados de Arístides Vargas, con Mariana Palau en la dirección, que trata temas relevantes como la violencia contra la mujer y la trata de personas. “Apostamos por obras con contenido social, ese será el principal valor agregado de las obras que produciremos, creemos que se puede cambiar al mundo con nuestro arte y hacerlo un lugar cada vez mejor”, finaliza.

Sergio Velarde
9 de febrero de 2018

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