Las decisiones de Pinocho
La Asociación Cultural Camisa de Fuerza nos trae por segunda
vez, tras una breve temporada en agosto del 2017 en el teatro de la AAA, la
muestra para público infantil Pinocho en el Circo en las distintas sedes del
Centro Cultural Británico. Cuenta con Miguel Vergara en la dirección y a los
actores Ernesto Ayala como Juan El Honrado, José Curoto como Stromboli, Luis
García como Pepe el Grillo, Karen Martínez como la Hada Azul y a Katya Castro
como la principal protagonista: el muñeco Pinocho. La adaptación es creación de
Ángel Morante, quien ya ha abordado las aventuras de este muñeco en Pinocho y
el Emperador de la noche (2017), en el mismo teatro del Centro de Lima.
El argumento central gira en torno a la conciencia del bien
y el mal, y la complejidad de las consecuencias de estas decisiones. Pinocho, a
lo largo de la obra, tiene que aprender a discernir sobre lo que es correcto de
lo que no lo es, y al mismo tiempo, entender que una mala decisión le
conllevará a nefastas consecuencias. Pepe el Grillo es la conciencia, la voz
interna y quien por instrucciones del Hada Azul tiene que escuchar antes de
aventurarse en alguna decisión; “siempre mira la estrella que soy yo”, así le
genera confianza. Pinocho pasa a través de transiciones, desde la candidez e
ingenuidad hasta el miedo y la culpa. Por otro lado, Stromboli, el antagonista
de la muestra, logra engañar a Pinocho, por mediación de Juan el Honrado, y
embaucarlo a través de un falso contrato para trabajar en condiciones de
explotación para él en su circo; esto pese a las advertencias de Pepe El Grillo
de no caer en el timo y desobedeciendo las claras instrucciones del Hada, quien
le advierte la importancia de ser prudente ante el peligro.
Dentro de la acción dramática, aflora cómo la persistencia
del error no es una definitiva condena hacia los personajes; estos pueden
resarcir su gran desacierto a través de la redención que es representada por el
Hada Azul, personaje que perdona en dos oportunidades: primero a Pinocho por su
desobediencia de no querer ir a la escuela y caer en manos en Stromboli; y en
segundo lugar, a Juan el Honrado, quien pese a ser el principal embaucador de
Pinocho, decide liberarle de la jaula cuando cae en desgracia. Durante la
muestra hay una relación interactiva con el público, a quienes se les permite dirigirse
a los actores en cualquier momento de las escenas, generando una ambiente en el
cual la conocida “cuarta pared” del teatro se muestra permeable ante un público
específico: el infantil; de este se prestan muchos recursos escénicos y cuya
opinión y cambios de humor, como gritos o risas, durante los diálogos de la
obra son importantes, porque incluso llegan a complementarlos y cambiar
extractos de los textos de los actores.
Pinocho en el Circo tiene una escenografía que optimiza el
espacio: una jaula, un estrado de circo con el nombre del dueño, Stromboli, y
una pared móvil del cual salen los personajes. No hay cambios de utilería entre
las escenas, sino que los actores recurren a los elementos, con el auxilio del
juego de luces, en el momento que entra en escena la acción. El sonido entra en
consonancia con la musicalización de los personajes; entre cada escena, cada
uno se presenta en una performance personal, con música, sus sumos valores que
practican en la obra. El Hada Azul es la protectora de Pinocho y símbolo de
perdón; Stromboli, el avaro que piensa en hacer daño; Juan el Honrado, la duda
y obediencia a su amo pese al daño que hace. Pinocho en el Circo es una muestra
impecable y muy recomendable, llena de música, emociones, interacción
actor-niño y personajes con un lenguaje empático que genera un ambiente alegre
e ininterrumpido de entretenimiento familiar.
Enrique Pacheco
2 de febrero de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario