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lunes, 26 de febrero de 2018

Colaboración regional: TEATRO ESCOLAR


Una respuesta

Desde siempre hemos escuchado que “EL PROBLEMA” de nuestro bien amado país comienza en las dos primeras esferas de relación: la familia y el colegio.

Estas esferas comparten un concepto de suma importancia para la formación de las personas y el fortalecimiento de la cultura: la educación.

Escoja cualquier problema –de los muchos- que afrontamos como nación y apuesto todo lo que poseo –que no es mucho, pues, hago teatro- a que el hilo de la madeja terminará atado a las esferas antes mencionadas, lo que se traducirá entonces en un problema educativo.

La educación es la clave, el punto de partida de cualquier real cambio social, para bien o para mal.

Hablemos sobre el colegio.

En cuanto a la educación escolar, es el Estado el encargado de reglamentar las políticas educativas y lidiar con el progreso del sistema educativo. Una gran responsabilidad.

En las últimas décadas hemos sufrido una crisis en la educación escolar y universitaria. Educar puede entenderse como conducir y acompañar a una persona en un proceso para lograr la mejor versión de sí misma. Lamentablemente, en nuestro país, se ha cambiado el sublime concepto de educación por el de la mera instrucción, restando importancia al proceso (que brinda al educando un espacio de autodescubrimiento y superación) primando el resultado que, generalmente, es una buena nota.

Prueba de esto fue la reducción significativa en horas en algunos cursos y la desaparición (o condensación) de otros.

Esto tiene una causa: la esfera económica se ha sublimado de tal manera que ha absorbido a las demás actividades.

La economía debería ser un medio para que los ciudadanos se desarrollen de manera plena, no el fin de todas nuestras actividades. En esta línea, nuestro sistema educativo ha procurado brindarle a la sociedad seres para la producción, hábiles en aspectos determinados, con una alta efectividad de desempeño en materias netamente prácticas que se traducirá, mañana más tarde, en un aumento de la actividad económica, pero con un pésimo manejo de sus emociones y un limitado uso de habilidades blandas.

Los problemas del teatro no pueden tener otro origen.

La educación y la cultura son dos hábitos que van de la mano, es más, diría que abrazados.

En las escuelas, el arte es una materia casi olvidada. El nuevo Currículo de Educación Nacional contempla que en primaria y secundaria se deben llevar, obligatoriamente, 3 horas académicas (45 minutos) de arte y cultura por semana. La realidad nos muestra que la mayoría de colegios brindan solo 2 horas académicas a la semana.

Dentro del espacio reducido que ocupa el arte en la vida escolar de un peruano promedio, podemos constatar que el teatro es uno de los menos practicados y con bajos volúmenes de asistencia.

La práctica teatral en las escuelas es muy reducida y podemos encontrar sus causas en un par de aspectos precisos: en Arequipa son contados los colegios que ofrecen teatro como un curso, y de estos casi todos son particulares. Felizmente esto va creciendo, poco a poco, pero creciendo.

La inexistencia de un curso de teatro desemboca en una inexistente base de técnica teatral y que las “actuaciones” escolares recaigan en profesores de otras asignaturas. Es común encontrar a la profesora de Lengua y literatura dirigiendo la obra por el Día del Idioma, a la tutora preparando el Día del Padre, o al de Historia haciendo una estampa para el Día de la Patria.

Estos docentes, aunque dedicados y empeñosos, no han recibido la educación necesaria, o no tienen la experiencia para brindar a los alumnos una base sólida sobre técnicas teatrales. Por el contrario, la música, la pintura y la danza son impartidas por profesores capacitados para la tarea, lo que brinda a los alumnos un acercamiento más real y preciso al arte.

Es normal encontrar egresados de conservatorios y escuelas de música y pintura como profesores del área, algo de lo que carecemos los teatreros, pues los centros de formación están concentrados en la capital.

En el tema de la danza ocurre una particularidad: por cultura, las danzas vernáculas están bastante arraigadas, con grandes muestras anuales como las festividades de la Virgen de la Candelaria, concurso de Marinera, el corso de Arequipa, entre otras actividades, y la formación de los maestros se da por tradición.

La segunda causa es la exposición que tienen los escolares a las diversas prácticas artísticas. 

La música y la danza son más populares en nuestra sociedad. Los festivales de danza y los conciertos son de fácil acceso.

En Arequipa, es fácil encontrar espectáculos de danza, como el Corso que se celebra todos los años en el aniversario de la ciudad; al igual que no es difícil asistir a conciertos. Ambas actividades rondan constantemente el mundo de los escolares y es representan una exposición directa.

La ausencia del estímulo que inmiscuya a los alumnos en el mundo del teatro se traduce en un reducido número de teatreros, en comparación del universo de músicos, danzarines y artistas plásticos. La mayoría tendrá un encuentro con el teatro fuera del colegio.

Un niño que jamás ha hecho o visto teatro no tendrá provisto dedicarse a esto en el futuro, al igual que no sabrá qué hacer cuando se encuentre como espectador en una obra y, lo más probable, es que se comportará como se comporta en el cine, comiendo y bebiendo.

Ver teatro es una costumbre y mientras más temprano se inculque, mayor será su arraigo.

¿Por dónde podemos empezar?

El teatro escolar es una respuesta para cambiar nuestro panorama, nos acercaría más a la práctica desde edades más tempranas, generaría más capital humano, más público en nuestras salas y tendríamos un mejor país.

Mauricio Rodríguez-Camargo
Arequipa, 26 de febrero de 2018

2 comentarios:

  1. Interesante, aunque habría que precisar algunas cosas.

    Dice en el artículo: "Estos docentes, aunque dedicados y empeñosos, no han recibido la educación necesaria, o no tienen la experiencia para brindar a los alumnos una base sólida sobre técnicas teatrales". Pero, los escolares no tienen por qué aprender técnicas teatrales. El teatro en la escuela debe ser utilizado como una herramienta, no como un fin.

    El artículo habla además de los docentes de otras áreas que se entregan a la práctica teatral sin conocimiento de ella. De acuerdo en ello, sin embargo habría que precisar que es totalmente positivo la utilización de teatro para el trabajo con cualquier asignatura, siempre y cuando el profesor esté capacitado. Esto se contradice con la referencia a aquellos profesores egresados de conservatorios de música y de danza a los que haces referencia, pues son artistas, no docentes, y están menos capacitados aún para enseñar música o danza que el profesor de historia para enseñar teatro: ¡por lo menos el de historia es pedagogo! No así el artista de profesión, que aunque virtuoso, debe comprender la diferencia entre "saber algo", y "saber enseñar algo".

    En fin, creo que se debería dejar en claro que la enseñanza del teatro en el colegio (y de otras artes), debe ser realizada siempre por profesionales de la educación que hayan sido formados para ello, es decir, que tengan como especialidad la enseñanza del arte (pongo a la especialidad de Pedagogía Teatral de la ENSAD como gran ejemplo de ello), y que si ello se logra, redundará en algo que si es cierto en tu artículo: la generación de un público mayor y más cercano al teatro.

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  2. Valiosa precisión, pero, debo señalar lo siguiente: Dentro de la escuela existen dos formas de enseñar teatro: Educación por el arte y educación artística. La primera a la que haces referencia al decir "El teatro en la escuela debe ser utilizado como una herramienta, no como un fin", ya que busca desarrollar habilidades en el educando por medio de las herramientas teatrales; sin embargo, existe también la segunda, que busca formar bases artísticas en los alumnos. Me pregunto lo siguiente: ¿Por qué los alumnos deben salir del colegio con una base sólida en cuanto a otras ciencias (matemática, lengua, literatura, historia) y no en el arte? ¿Es que solo se debe ver el arte como un medio?
    En otros países, los alumnos egresan de la etapa escolar manejando técnicas artísticas (tocando un instrumento, pintando un retrato o actuando), al igual que sabiendo conceptos matemáticos. Es más, en caso de la música, si el alumno demuestra capacidades, puede ingresar a un conservatorio desde los 9 años.

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