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lunes, 30 de octubre de 2017

Crítica: LAS MUJERES DE LOS NAZIS

Las damas en el Tercer Reich

En 2006, el dramaturgo argentino Héctor Levy-Daniel decide realizar una investigación sobre el nazismo, pero centrándose en el papel que jugaron las mujeres en dicho periodo; el resultado: Las mujeres de los nazis (2008), puesta en escena que fue estrenada como una trilogía, con historias diferentes protagonizadas por elencos independientes, a cargo de tres directores distintos, uno de ellos, el mismo autor. Actualmente, la pieza viene presentándose en el Teatro El Olivar, con la única dirección de la novel Daniela Lanzara y la participación de tres actores para todos los cuadros. Así, nos internamos en un misterioso tren, en donde Magda Goebbels (Denise Arregui), la esposa del ministro de propaganda nazi, se encuentra con su ex amante judío (Roberto Ruiz), ambos sin saber hacia dónde se dirigen. Luego, conoceremos a Irma Grese (MaCla Yamada), joven mujer alemana que torturó y ejecutó a judíos en los campos de concentración, así como también los puntos de vista de su verdugo (Ruiz) y de una doctora prisionera (Arregui). Finalmente, escucharemos a la sobrina del mismísimo Hitler, Geli Raubal (Yamada), que a su vez fuera su gran amor.

Si bien es cierto que los tres cuadros que conforman la puesta poseen estructuras dramáticas distintas, sí que comparten el hecho de nunca juzgar a estas mujeres, siendo algunas de ellas responsables de actos aberrantes y otras, víctimas de atroces circunstancias. En "La inquietud de la señora Goebbels", la dinámica entre la dama y el amante es poética y surreal; en "La convicción de Irma Grese", pesan las impactantes declaraciones de los personajes más que sus acciones en el escenario; y en "El dilema de Geli Raubal", se percibe la genuina confusión de la muchacha entre los diferentes tipos de amor que siente por un lado, hacia su tío y por el otro, hacia su chofer. En las tres historias, las mujeres nunca son juzgadas pero son también víctimas del horror y la perversión que los mismos nazis ejercieron en el Tercer Reich. A destacar, en todo caso, el papel y la actuación de la madre de Geli en manos de una notable Arregui.

Resulta un mérito evidente el de la directora Lanzara, el darle una sobria unidad a la trilogía original de Levy-Daniel, con contados elementos escenográficos y un buen diseño de luces, apoyada en un trío de actores de lujo, quienes interpretaron sin tacha a este puñado de controvertidos personajes pero sin excesos de ningún tipo. Acaso el mensaje proyectado al final, haciendo evidente el paralelo entre aquella época y la actual, tan llenas de discriminación e injusticia, pueda lucir algo explicativo e incluso innecesario; sin embargo, aquel detalle no le resta méritos a una obra de fina escritura, brillante interpretación y estilizado montaje, muy a pesar de su chocante contexto, como lo es Las mujeres de los nazis. De visión obligatoria.

Sergio Velarde
30 de octubre de 2017

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