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jueves, 23 de marzo de 2017

Crítica: FINANCIAMIENTO DESAPROBADO

Visibilizando la falta de comunicación

La memoria, las maneras de pensar y de comportarse son las principales afectadas por la enfermedad cerebral llamada Alzheimer, la forma más común de la demencia. Pero ni el autor Tirso Causillas ni la directora Nani Pease parecen centrarse exclusivamente, dentro del montaje de Financiamiento desaprobado en el MALI, en el personaje afectado por dicho mal dentro de la obra en cuestión, sino en las relaciones que se generan entre este puñado de personajes incapaces de comunicarse entre ellos mismos, enfermos o no: la esposa alcohólica (Lilian Nieto), la tía histérica (Sylvia Majo), el amigo despreocupado (Sammy Zamalloa), el policía fanfarrón (Emmanuel Caffo) y el hijo confundido llamado Julián (el mismo Causillas),que poco a poco se derrumba frente al deterioro mental de su padre (Carlos Victoria), obsesionado por conseguir el ahora imposible financiamiento para un proyecto que beneficiará a todos, y del cual Julián es responsable sin pretenderlo.

Ganadora del Festival Sala de Parto 2014, Financiamiento desaprobado parte de una premisa interesante: asistimos a una puesta en escena en desorden temporal, que es presentada en primera persona por Julián, personaje que afirma dedicarse al teatro. Y todo el montaje en sí se parece demasiado al protagonista teatrero, una vez que lo vamos conociendo, a él y a su padre sin memoria ni brújula que lo guíe en el día a día, dentro de aquella habitación en completo caos con botellas de plástico llenas de la orina del enfermo. La pérdida del padre y su posterior búsqueda hacen estallar todo el drama, que se estanca de manera ingeniosa en el día 40. Pease condensa hábilmente todos los espacios (la casa, el parque, la comisaría, el acantilado y demás) en un mismo escenario, acaso de manera atiborrada pero en total coherencia con el estilo de Julián, muy posible "director" de lo que vemos. Inclusive el uso de los celulares queda desechado en los primeros minutos de cada escena, cuando los personajes los guardan para simplemente seguir el diálogo cara a cara, así se encuentren a kilómetros de distancia, como la madre refugiada en España. Violentos y atropellados diálogos (como en la vida misma), que delatan la completa falta de comunicación entre los personajes, enfermos no de Alzheimer, pero sí de mucho egoísmo.

El texto de Causillas consigue además, personajes muy bien esbozados que se dirigen al público cada uno en su momento, en monólogos muy bien trabajados por el elenco. Las experimentadas Nieto y Majo lucen sólidas y precisas, mientras que Zamalloa y Caffo aportan los bienvenidos toques de humor que un texto tan dramático reclama. Causillas (como lo hizo también en Como castigo por mis pecados, de su propia autoría) compone a un Julián lleno de temores y frustraciones, pero profundamente humano. Mención aparte para la sobresaliente actuación de Victoria, quien consigue un antológico personaje, retratando fidedignamente al disparador del impacto que causa el Alzheimer en familias disfuncionales que no están preparadas para enfrentarlo. Financiamiento desaprobado, producido por Otro/Colectivo Teatro, no solo sí aprueba sobradamente como espectáculo teatral, sino que viene acompañado por un valioso proyecto de investigación e intervención, a cargo de la directora Pease, para buscar la pertinente reflexión sobre este tema tan necesario de visibilizar.

Sergio Velarde
23 de marzo de 2017

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