Fiebre mundialista noventera
José Aurelio rumbo a
Francia de Esteban Philipps, última pieza seleccionada del primer Festival de
Nueva Dramaturgia Peruana Sala de Parto del 2013, se estrenó (por fin) en
el Teatro Racional de Barranco, con la producción de Pegasito Teatro. Se
trata de una interesante propuesta dramatúrgica, que recoge los últimos años de
la década de los noventa en nuestro país, mientras asistimos a dos eventos muy
diferentes pero igualmente importantes: la tan ansiada clasificación de Perú al
Mundial Francia 98 y el final de la guerra contra el terrorismo durante la
dictadura fujimorista. Philips, quien se encarga también de dirigir su propio
texto, consigue engranar estos dos aspectos hábilmente en escena, a través de un
excelente montaje con una fuerte carga brechtiana.
José Aurelio es un niño de 10 años, que representa al
peruano promedio: fanático de un deporte que vio mejores épocas en décadas
pasadas, pero que siempre deja un resquicio para la esperanza. Con una familia
disfuncional (padre periodista ausente por la guerra interna y madre en
constante crisis nerviosa), el muchacho le pide ayuda al mismísimo Jesús para
que Perú clasifique. Y este efectivamente aparece, para sorpresa del muchacho, quien
no dudará en hacer lo que le pida con tal de ver triunfar a su selección. Se trata
pues, de una notable amalgama de temas tan nuestros como el deporte rey, la
religión católica y la coyuntura política de los años noventa, en una trama que
deslumbra por lo sencilla que es y además, por la manera tan práctica en la que
es ejecutada. Sin los artificios de puestas en escena como la inolvidable Vladimir,
el montaje de Philipps transmite indudablemente el estilo de vida noventero,
valiéndose del dinámico trabajo actoral.
Los competentes Martín Martínez (de Bolognesi en Arica),
María del Carmen Sirvas (de Jardín de colores) y Paris Pesantes se
turnan los seis personajes que intervienen en la pieza con mucha soltura,
utilizando para cada uno contados accesorios (un chal, una gorra, unos lentes);
si bien es cierto, no parece haber un especial cuidado por la caracterización
gestual y vocal por parte de los intérpretes, este detalle no constituye
obstáculo alguno para que su director desarrolle la trama fluidamente. José
Aurelio rumbo a Francia es un destacable trabajo artístico de Esteban Philipps;
no supera a lo mejor de la primera edición de Sala de Parto (acaso La cautiva de Luis Alberto León y Salir de Daniel Amaru Silva lo sean), pero sí se alza
como una de las puestas en escena más sentidas y logradas en lo que va del año.
Sergio Velarde
30 de julio de 2016
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