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sábado, 6 de febrero de 2016

Entrevista: KATHERINA SÁNCHEZ

“La risa cumple la función de regeneración, de sanación”   

“Empecé por el año 97. Por ese tiempo yo era muy tímida, introvertida y me habían dicho que el teatro ayudaba mucho a desarrollar la personalidad, a soltarte, a tener más confianza en ti misma”, recuerda Katherina Sánchez, ganadora del premio El Oficio Crítico 2015 a la mejor actriz de reparto en una comedia o musical por su divertida participación en la pieza Desnudos en la pensión, dirigida por Jonathan Oliveros. Con la ayuda de su madre se inscribió en su primer taller de teatro, dirigido por Sergio Bazo y Cielo Grimberg. “A partir de ahí, me enamoré del teatro y mi vida dio un cambio radical; creo que me desinhibí demasiado, la gente me veía muy loca, ¡pero era loca feliz!”  

Sus maestros y el arte de hacer reír

Katherina ha tenido grandes maestros que le dejaron grandes enseñanzas. “El primero fue Sergio Bazo, que me inculcó el respeto por el teatro, lo sacro que puede ser”. Luego estuvo en el taller de Aristóteles Picho y ella se queda con una de sus frases, ad portas de una muestra que estaba destinada a ser un terrible desastre: “De la basura, del carbón, se puede llegar a sacar el oro más puro”. Posteriormente, Katherina ingresó al Club de Teatro, “con maravillosos maestros como Reynaldo D’amore, que me enseñó que mientras más loco, más feliz y cuerdo se es. Pold Gastello, de quien admiro su gran capacidad de organización y buen humor (sin dejar todo para el final). Y mi querido maestro y amigo Paco Caparó, de quien aprendí a empujones a tener la correa bien puesta y a saber esquivar sus bromas ácidas, pero que en el fondo esconde un gran amor por sus alumnos y por el teatro de corte social (solo que se hace el loco nomás para despistar)”, refiere.

Katherina además pasó por Aranwa y tuvo el privilegio de ser alumna de Coco Chiarella, Celeste Viale y Mateo Chiarella, quienes le enseñaron a perseverar, a honrar su trabajo y a no olvidar que el teatro puede transformar a las personas. Y por supuesto, la ética profesional, importantísima en estos tiempos de escándalos faranduleros. “También Guillermo Castrillón y las sombras, los arquetipos, procesos que disfruté muchísimo y fueron realmente liberadores para mí. Llevé talleres de clown con Wendy Ramos, una gratísima experiencia que me dio una perspectiva diferente de lo que se cree es el clown, la transparencia, la vulnerabilidad”. Katherina menciona también a Diego La Hoz y la importancia del entrenamiento, del cuerpo en el actor, de la entrega y el riesgo. “Denisse Dibós y su gran empuje para darle cabida al teatro musical, su energía, su pasión. Arístides Vargas y Charo Francés (del colectivo Malayerba), una admirable labor y una trayectoria en favor de una ideología que no esconden”, agrega.

El 2015 fue un año de mucho teatro para Katherina, no solo por Desnudos en la pensión, sino también por los estimables estrenos de Balseando de Sergio Arrau y Todas somos Julieta de Ricardo Morante. Consultada con respecto a un menosprecio por este género, Katherina considera que “hay gente que por una cuestión de formación ideológica considera que la labor del teatro tiene necesariamente que estar vinculada con lo social, con el medio en el que te desarrollas, con la política, lo cual apoyo y realizo también, pero considero que no debería ser excluyente”. Afirma que el teatro es para todos y que, a veces, esta forma de teatro político se vuelve muy densa para el espectador y al final termina agotándose, lo que significa la pérdida del mensaje y a la larga, la pérdida de la afluencia del público. “Entonces, para mí, la mejor forma de transmitir el mensaje es a través de la risa, y aún si no hubiere un mensaje, la risa de por sí ya está cumpliendo una labor de regeneración, de sanación. La gente con tantos problemas que tiene busca relajarse, y el simple hecho de reír ya está cambiando la química del cerebro, y esto no es algo nuevo porque ya hay muchas investigaciones al respecto. La risa cambia la química del cerebro, y por tanto la visión que le das a las cosas”, reflexiona.

Las artes escénicas

La primera obra profesional en la que Katherina participó, por el contrario, fue en el fuerte drama Los Justos de Albert Camus, en el Club de Teatro de Lima. “Yo estaba recién egresada del Club allá por 2008 y fue dirigida por un gran amigo Daniel Manchego. Fue una experiencia muy desafiante para mí, representando el duro papel de Dora, pero de igual forma muy gratificante por los resultados. Guardo los mejores recuerdos de toda la gente que fue parte de este montaje, aprendí muchísimo”, menciona. Por otro lado, considera que un buen actor de teatro debe tener perseverancia, riesgo y entrenamiento. “Y un buen director debe tener confianza, tolerancia y la capacidad de expresar las ideas.”

Su colaboración con Oliveros empezó con el estreno de ¿Hay que matar a la monja?, divertida comedia estrenada en el Teatro Auditorio Miraflores. “A mi querido Joni lo conocí en un taller que llevé en Espacio Libre, cuando él todavía era parte de ese grupo”, recuerda. “Luego trabajamos en Carne de Mujeres, dirigido por Paco y con co-dirección de Omar del Águila, y nos hicimos más amigos. Entonces él me invitó a participar en una obra que él dirigía, Las Formas Perimidas, y luego en Grease el Musical, con los chicos de los talleres especiales de Liberarte, que él dirige”. Así que luego le invitó a participar en ¿Hay que matar a la monja? como la partner de la monja, que sería interpretada por Cecilia Tosso. Lamentablemente a una semana del estreno sufrió un esguince en la rodilla y no podía caminar. “Entonces ¡horror, pánico en el equipo! Lo único que quedaba era que yo la reemplace, ¡más pánico aún!”, exclama. Katherina entonces, respiró profundo, memorizó su letra, sus entradas y salidas todo en una semana y así se estreno en la fecha acordada. “Con sala llena y ¡muchos nervios! Fue un terrorífico reto para mí. Una gran locura también, porque es un papel delicioso, ¡un regalo de personaje con el que me divertí muchísimo! Estoy muy agradecida por esta gran oportunidad que se me dio”, menciona emocionada.

Para este 2016, Katherina estará involucrada en proyectos para nuestro cada vez más apreciado cine independiente. Ella interpretó el rol protagónico en Entonces Ruth, estilizada y surrealista cinta de Fernando Montenegro. “Estoy empezando el año con trabajos audiovisuales, el primero es una pequeña colaboración con Terom en su cortometraje Piel de Lagarto, que se presenta en marzo; el cortometraje Pulso de Markko Cruz y la cinta Mensajes subliminales de Rafael Arévalo. Luego hay un largometraje pendiente donde se agruparán cuatro cortometrajes con cuatro directores; en el que yo estaré será dirigido por Noraya Ccoyure”. Y volveremos a ver a la carismática Katherina sobre las tablas en las reposiciones de Desnudos en la Pensión y Todas somos Julieta, aún por definir los meses. Todos los éxitos para ella.

Sergio Velarde
5 de enero de 2016

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